Opinión

‘Transparencia’, qué gran desconocida

Tras más de cuatro décadas de este tinglado que han dado en llamar “Democracia”, uno se viene arriba y se llena de esperanza cuando escucha a algunos de nuestros funcionarios más lúcidos e ilustres que abogan por el sentido más común, ese desconocido de este tiempo.

Así, al leer las palabras de Ignacio Cabeza del Salvador, ex auditor de la Cámara de Comptos, galardonado la pasada semana en la Universidad de Zaragoza por su trayectoria profesional,
uno no puede sino suscribir y alabar sus palabras, tan difíciles de escuchar en estos turbulentos y tontos momentos.

Se echan de menos profundamente sus magníficas reflexiones, en esta dictadura de la palabra y el pensamiento que padecemos... “La transparencia pública –señaló al recibir el galardón- no debe limitarse a publicar cada cuatro años los bienes propiedad de nuestros representantes políticos; tampoco consiste en inundar las redes sociales de información inconexa e incoherente para ahogar al potencial lector con muchos datos y gráficos”. En su opinión, “transparencia es explicar con claridad a la ciudadanía qué se ha hecho y qué se va a hacer con los recursos que aporta mediante el pago de impuestos; y también es informar del proceso de toma de decisiones más relevantes, favoreciendo su participación en los asuntos públicos”.

De este modo, destacó “la importancia de la rendición de cuentas, proceso que debe estar basado en los principios de legalidad, transparencia, integridad y honestidad”. ¡Casi nada! ¿Les suena de algo? ¿Dónde andará?

Por último, destacó que “la transparencia es uno de los valores éticos clave de todo servidor público que debe permitir mantener la relación de confianza entre la ciudadanía y los poderes públicos, facilitar el control y ser el mejor antídoto frente a la corrupción y el despilfarro, garantizar el funcionamiento adecuado de la economía y, en definitiva, fortalecer el sistema democrático”. 

¡Se le saltan las lágrimas a uno con estas reflexiones, visto cómo andamos en realidad! 

¡Un aplauso para este hombre y para todos aquellos gestores que actúan y piensan como él! ¿Cuándo llegará a generalizarse esta forma de trabajar? ¡Aún nos queda!