Por una vez, y como buen precedente, la Junta de Andalucía de Susana Díez ha obrado en consecuencia y, lo que es más importante, con coherencia.
Que la Consejería de IU del gobierno andaluz reparta a mano alzada las llaves de las viviendas protegidas entre algunos desahuciados y amigos de la formación, desmitifica y desenmascara el socialismo utópico que dicen defender al caer en la desgracia, que ya destronara la II República y les derrotara en la Guerra Civil, y en el más puro populismo demagógico, y en la lógica del beneficio de la algarada al más puro estilo americano, del linchamiento y el oportunismo.
Del mismo modo, se aboga -oportunamente, eso sí- por defender la Educación y la Sanidad Pública, sin anteponer el sentido común y lo igualitario del servicio, ante el gesto fácil y la reclamación inherente -e injusta- del tengo derecho porque sí.
Por ello, y a modo de ejemplo, igual que es bueno que muchos medicamentos sigan siendo gratuitos para muchos enfermos crónicos, no estaría de más plantear el copago en urgencias y algunas otras consultas, porque del derecho y la necesidad se pasa al absurdo hipocondríaco y comodón que supone, a la hora de la verdad, disponer de determinados servicios sin control de acceso ni coste alguno.
Y de los inmigrantes que llegan con las manos en los bolsillos y luego arrastran a sus familias aquí, saturando nuestros servicios, ya hablaremos otro día... Porque la Justicia Social debe empezar por uno mismo.
