Opinión

Servicios sin servicio

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Resulta sorprendente la indefensión que, a estas alturas, rodea a cualquier usuario de servicios esenciales como son el suministro eléctrico o el del gas. De hecho, son humillantes los despropósitos que rodean la relación entre las macroempresas que los prestan y sus clientes.

El típico “vuelva Usted mañana” de antaño se ha transformado en un suplicio telefónico mediante el que el usuario, es decir, el cliente, está sometido a la absurda lógica de los protocolos establecidos por estas empresas de servicios que, lejos de abrirse al mercado de la libre competencia, siguen funcionando como lobbys exclusivos, excluyentes, absurdos y prepotentes.

De nada sirve la propia red de estas grandes firmas que ponen y quitan ministros y dictan decretos a su medida. Después de contratar sus servicios en la oficina comercial de la vuelta de la esquina, o a través del vendedor de turno, uno debe someterse a su inhábil lógica. ¡Viva la modernidad! ¡El paripé de su privatización, fue un timo!

Mariano N. Lacarra

Director