Opinión

¡Ojo! Que 2015 es año electoral

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No hace falta que se recuerde en demasía, ni siquiera muy alto. Este año 2015 que acaba de comenzar es doblemente electoral, de modo que ojo con creerse tanto las encuentas como las promesas.

Por ello, estamos en un tiempo en que el ciudadano deberá hacerse más sordo que nunca, para evitar el ruido de falsos sables sobre la encimera manipulada que representa la actualidad.

Posturitas, declaraciones, gestos, intenciones... Todo un tropel de llamadas y ganchos, las más de las veces, impresentables. De modo que atentos para separar claramente el grano de la paja.

Ni todo es maravilloso, como parece ofrecer ‘Podemos’ o el ‘PSOE’, ni siempre estamos ahí, como ha postulado el ‘PP’ con la apertura de sus dos oficinas en Pamplona y Tudela esta semana... ¿Acaso el ciudadano no necesita hacer consultas en otro momento que no sea el electoral?

Atrás quedaron las Merindades y, por desgracia, atrás se está quedando también ese poco de sentido común que tanto añoramos.

Por ello, no deberemos doblegarnos por la manida encuesta, ni por el fácil titular. Los estadios de la opinión fluctúan, y lo hacen además -y sobretodo- al pairo de los intereses de los grandes grupos de comunicación que, respondiendo a su amo y poderoso caballero, Don Dinero, agitan cuanto conviene para ensombrecer al contrario. ¡Qué tristeza! ¡Qué bajeza! ¡Y qué aburrimiento!

Cabe, como último recurso, la esperanza de la inteligencia colectiva, de ese saber estar más humano, que siempre sorprende un poco. Y, tras la cita y la urna, sabe lo que conviene, o al menos lo intuye con inteligencia y equanimidad. De lo contrario, ¿qué será de nosotros en manos de palurdos, oportunistas o -lo que es peor-, entregados al mesías de turno, todopoderoso, faltón y sólo triste humano arrogante?

Mariano N. Lacarra

Director