Opinión

Momentos y emociones

Llega el verano, no por San Juan, sino cuando asoma la Virgen del Amparo de Castejón; San Fermín en Pamplona; San Miguel en Cadreita, y Santiago y Santa Ana en Tudela. Ese es el rito que despierta realmente el estío y finaliza el ciclo de la vida local. 

Así, en estas fechas, uno se refleja en su localidad evocando momentos dulces de su vida que, inexorablemente, pasan por algún momento de la Fiesta. Quizás el más bonito sea el del cohete que, junto a tantos otros, marca el inicio de un nuevo ritmo y rompe la realidad o la moldea.

Del mismo modo, otros instantes, como un ‘Déjà vu’, nos iluminan el corazón, llenándolo unas veces de alegría, otras de congoja y pena, y las más de gozo. Son momentos puntuales como cuando llega la cabalgata de los Reyes Magos de Oriente, para los niños; la procesión, para los creyentes; o el rato ese de año nuevo, cuando todos se saludan, tras las uvas.

Sin duda, uno de esos momentos mágicos, en Tudela, es cuando, en las vísperas de Santa Ana, el Coro Joaquín Gaztambide interpreta el Himno de Tomás Jiménez, Clarico, en la catedral que suena maravillosamente y, sacro, o no, hacer sentir a uno partícipe de una comunidad, por mucho que ésta le disguste, decepcione o ilusione.

Son estos momentos y emociones los que aportan gozo al espíritu y alegran el alma, dando sentido a la vida en unos pueblos que, como los nuestros, ahora que llega cada Fiesta, ésta hace aflorar su más pura sensibilidad.