Histeria humanitaria

Llevamos ya unos cuantos días confinados en casa. Esta forzada serenidad está permitiendo aflorar lo mejor de nosotros mismos. Pero a las contínuas y hermosas muestras de solidaridad, afecto e, incluso, de ‘vecindad’, se ha sumado la histeria colectiva producida por el miedo, que es la mayor parte del problema de esta supuesta emergencia sanitaria... ¿Todo el mundo que tose, tiene fiebre o se encuentra mal tiene el famoso ‘CoronaVirus’? ¡No!

Como pasó en 2003 con el Sindrome Respiratorio Agudo, SARS, o con la Gripe A en 2009, se han desatado unas alarmas innecesarias que lo están desbordando todo. No digo que la epidemia, -ya declarada pandemia por la sospechosa OMS-, no deba preocuparnos y ponernos en alerta, ¡por supuesto que hay que tomar medidas! Pero éstas deben ser, exclusivamente, sanitarias. Creo, sinceramente, que no es como para que nos coarten libertades como se está haciendo para, -sin lugar a dudas- camuflar la incompetencia política de unos supuestos líderes que no controlan, con criterio, nada de nada. Ni había ni hay previsión, ni tiene sentido, ni orden todo esto. Y pasear al Ejército por nuestras calles, no aporta nada salvo más miedo... ¡Que ya estamos suficientemente atendidos -y controlados- por Policía Municipal, Foral y Nacional y por la Guardia Civil!

 La gripe común de 2018 fue demoledora y nadie se enteró... ¡Y deberíamos habernos preocupado! Así que de aquí a unos años cuando se repita este mismo cuadro, de la misma forma interesada, recordaremos que ahí afuera ya era primavera.