Desgraciadamente, toda la movilización que gira en torno a la mejora de la sanidad pública se ha politizado. Estamos en año electoral y el sentido común, la gestión adecuada y la optimización de los recursos, ha quedado relegada a un segundo plano.
Juan Ramón Rábade, director del Hospital, ha olvidado por completo el fondo, por las formas. Perdido en cifras y datos, embriagan sus alabanzas a la sanidad pública en general
y a la evolución y proyección del Hospital Reina Sofía, en particular. Y no le falta razón, lo que ocurre es que cuando una información está sesgada, ya falta a la verdad.
Porque lo cierto es que faltan profesionales en el Reina Sofía. Por ejemplo, el nuevo Programa de Prevención de Cáncer de Colon, cuenta con todos los apoyos necesarios cuando, en la práctica, todos los pacientes de la Ribera que no han entrado en el proceso a través de este arropado programa, tienen que esperar 6 ó 7 semanas para conocer los informes de anatomía patológica, algo que en Pamplona se resuelve, sin esperas, en 6 ó 7 días... ¿Para qué sirve entonces este aireado Programa de Prevención si, entre tanto, los pacientes habituales están los últimos de la fila para profundizar en el conocimiento de sus patologías? Prevenir no es curar en este caso.
Faltan profesionales y sobra demagogia y ruido innecesario en la puesta en marcha de los nuevos quirófanos. Que están muy bien, siempre y cuando no se desatienda al paciente con demoras inaceptables en muchas otras especialidades. Porque ¿de qué sirve tanta ‘propaganda’ si la Ley de Garantías no se cumple?
Mariano N. Lacarra
Director
