Opinión

El suicidio catalán, tapadera nacional

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El Parlament se lanzó por fin al vacío el lunes, tapando los entuertos de sus sucios dirigentes con la vergüenza pseudo democrática de la sedición. ¡Menuda huída hacia adelante!

Refrendados por un Presidente Rajoy inoperante e inútil y un gobierno de una derecha más que inhábil e inflexible, el país se haya a la deriva escondiendo sus miserias entre fútbol y motos, como en los peores tiempos del caudillo.

Así, la más que necesaria actualización social, económica y colectiva de la Segunda Transición que necesita este reino de taifas desoladas y descontroladas, queda tapada por la maraña judicial y torticera que nos rodea, alimentada por una clase política que los que quieren llegar llaman ‘casta’ y los que abogan por mantenerse sin rectificar posturas pretenden perpetuar como si nada ocurriera... ¡Y pobres de nosotros!

Entretanto, la cruda realidad nos arrastra a un vacío sórdido y oscuro que nadie quiere ver, ensimismados y cómodos todos en un ‘ande yo caliente’ y ‘el que venga atrás, que arree’, que ya pagaremos, ya.