Opinión

Donar es dar vida

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Adona, la Asociación de Donantes de Sangre de Navarra, está intentando regenerarse, es decir, renovar el perfil de sus ya talluditos miembros en la Ribera, para garantizar tanto el nivel de las donaciones como el futuro de esta actividad plenamente altruista.

Y, al margen de otras apreciaciones, todos debemos prestar atención a su llamamiento, más allá de por poder seguir sacando pecho por aquello de que Navarra cuenta con los índices de donación más altos del mundo, sino por el mero hecho de que ese gesto, el de la donación altruista y sincera que supone acercarse al Banco de Sangre y dejar una parte de tí para beneficiar a otra persona desconocida, además de dar vida, representa el acto más grande y el gesto más humilde y, a un tiempo, altruista y generoso de la condición humana.

No tengo palabras para describir el poder de la generosidad, pero a través del líquido rojo, como ocurre con la donación de órganos, la persona se transforma un poco, justo en la medida y dirección que necesita la Humanidad para salir del atolladero en que se encuentra: el valor de los demás comienza por la gentileza de uno mismo.