Opinión

Deshojar margaritas

Karl Marx destapó con rotundidad aquella verdad de que “la religión es el opio de los pueblos”. Entrado el siglo XX,
fue el fútbol el conductor de nuestros pecados. Y ahora, sin duda, el ‘Like’ de las Redes Sociales se ha convertido en el nuevo ‘amén’ digital, junto al ‘smartphone’, nuestro particular escapulario.

Así, vamos comprobando cómo las cosas, humanamente hablando, no han cambiado tanto desde el “panem et circenses” clásico. Lo malo, tanto antes, como ahora, es que ese deshojar la margarita para posicionarse en contra o a favor de algo se ha tornado blanco o negro inmediatamente, perdiendo en el proceso todas las posibilidades que ofrece una escala de grises, y ni mucho menos deja pensar siquiera, por libre, y tolerar el más mínimo tono del arcoiris.

Antes, desde el púlpito y los confesionarios nos marcaban el camino, ahora son las respuestas cortoplacistas y frías, del Like, No Like, y los calentones, en absoluto coherentes, de quienes cuestionan el pensamiento ajeno y lo tornan indemne, no tolerando siquiera el más mínimo pétalo en la discordia.