Opinión

Cura de humildad

Dicen que el aldeanismo se cura viajando, y que si no se sale al exterior se reconoce muy mal este mundo en que vivimos, y la realidad que nos acompaña, y creo que la afirmación es muy cierta, pero se queda muy muy corta.

Hasta que la Vida no te pone en tu sitio como individuo, -dejándote clara la más contundente de las verdades, que estamos de paso y debemos sacar jugo a cada día-, no terminamos de darnos cuenta de lo que se cuece.

Andamos por la Vida arrogantemente. Hacemos nuestra esa insensata sensación de inmortalidad que da la juventud, y nos desenvolvemos como pavos reales sin valorar nada de lo que realmente tiene de cierto y verdad, esto de ser y estar aquí y ahora, y con los demás.

Acabo de afrontar un revés físico que me ha llevado al quirófano y, además de en el viajar, reconozco ahora en la bata azul culera de hospital la mejor de las curas ante esta arrogante humanidad que alardeamos.

Debo reconocer que no hay mejor terapia que ver lo poca cosa que somos y lo mal que lo venimos gestionando... ¡Vivir es otra cosa!