Opinión

Cambiar de horario sería mover la vida

Cíclicamente se repite la reflexión: España debería adecuarse a su huso horario ajustando el reloj a su ‘realidad planetaria’. También debería modificar sus horarios vitales de trabajo, sobre todo para hacerlos más viables, y acercarse a eso que han dado en llamar “conciliación de la vida laboral y familiar”, y que no es más que otro modo más de llamar a lo que sólo es intentar escaquearse de las obligaciones varias que uno arrastra día a día. Porque así entendido ‘conciliar’ es que prime el sentido común, y eso es difícil de integrar en esta piel de toro.

Además, ‘conciliar’, para un autónomo o para un trabajador al uso que depende de un sueldo -en general- de miseria, es poder llegar a fin de mes: ¡que ya vale de silogismos y caretas!

Es real aquello de que hay que “racionalizar” horarios y costumbres vitales y laborales, pero pretenderlo en el país del permanente brindis al sol, en el que todavía mandan los festivos religiosos en una sociedad laica y donde cada Comunidad Autónoma ha sido incapaz de coordinarse con sus vecinas y con el resto para, a nivel estatal, poner orden a los puentes para que los festivos coincidan siempre en viernes o lunes, pues es como creer en Dios... sólo cuestión de Fe, no una realidad.

Así que, sigan, sigan dándole. No sé cuánto llevaremos gastado en organismos y tontadas para dorar las vueltas a la materia, pero tiene que ser ya una cantidad ingente... ¿Ven Ustedes sobre la materia voluntad y serena reflexión en la calle, en sus empresas, en sus organismos oficiales? ¡Seamos serios por una vez, por favor! Si no somos capaces de que nuestros políticos arreglen y ordenen las obviedades cotidianas, ¿quién se puede creer que podríamos ser capaces de esto otro?

Cambiar de horarios sería, para España, dar un golpe en la mesa y adelantar de una tacada los 100 años que llevamos de retraso sobre la realidad y sobre el mundo, pero ello supondría cambiar la vida, y mover muchos aposentos y posaderas y, sinceramente, me parece completamente imposible, al menos por el momento, con el país y el ganado que tenemos.

Mariano Navarro Lacarra

Director