Opinión

Otro peldaño

Nunca hubiera imaginado lo larga que es la escalera que hay que subir para conseguir que conserven nuestro patrimonio y en concreto la Puerta del Juicio. Nadie parece conocer la historia de nuestra catedral y la legislación que la ampara.

Así que empecemos por el principio, una vez más, la catedral de Tudela está protegida desde 1884 como Monumento Nacional. Es decir, el gobierno español y actualmente el gobierno navarro, a través de la Institución Príncipe de Viana, asume la conservación y protección del conjunto catedralicio.

“Esta institución es el órgano cultural de la Diputación de Navarra, fundado en 1940 para sistematizar debidamente el propósito restaurador y el logro de las aspiraciones culturales. Surgió esta empresa a raíz de la cesión por el Estado a la Diputación del usufructo, administración y gestión directora de los monumentos nacionales y de todo el patrimonio artístico de Navarra. Sus actividades fundamentales son cuatro: La restauración de monumentos, que se llevó a cabo de inmediato, estando restaurados para 1947 los de Eunate, Noáin y claustros de Tudela y Los Arcos; etc.”.

Hay que mencionar a José Esteban Uranga Galdiano, secretario y director de la Institución, quien durante muchos años estuvo en contacto con Tudela y propició la realización de obras en la catedral.

"La catedral es un Monumento Nacional, le ampara la legislación, y sólo queda saber cómo pagarán la tercera parte que falta Gobierno y Arzobispado"

 

¿Entonces por qué hay que estar pendientes y vigilantes de una Institución, en la que sus técnicos están fuera de toda duda, que sólo tiene que cumplir con su obligación estatuaria?

¿Si es el gobierno quien vela por los intereses del patrimonio navarro, por qué enreda al ayuntamiento y/o a entidades privadas en la captación de fondos?

Que es dinero público ya lo sabemos, que no tiene por qué ser a fondo perdido, también lo sabemos, que lo acertado es que se invierta para que revierta en los ciudadanos, es obvio, y que la propiedad no es del gobierno también lo conocemos.

Mi preocupación por tanto son tantas promesas incumplidas y, de acuerdo con ellas, si les digo la verdad, no me fío un pelo de lo que pueda pasar antes, durante y después de las obras.

Nos queda, en principio, el último peldaño, después de la visita al Parlamento que Gobierno y Arzobispado encuentren cómo pagar la tercera parte que falta... Cruzen los dedos y aguanten la respiración.

Luis Durán Arregui

Amigos de la Catedral