Si algo no puede faltar en la Navidad es la música y, por supuesto, el cariño por nuestro prójimo.
Digo la música, porque este artículo lo tengo preparado hace mucho tiempo, buscando la oportunidad de publicarlo.
Estoy pensando en la música navideña, representada en el entorno de nuestra Catedral tudelana, cuyo edificio no fue pensado para la música, pero es compañera inevitable en la liturgia. Por eso tenemos uno de los órganos barrocos más representativos de la edad media con una dificultad de interpretación bastante alta y una limitación de partituras musicales que lo dejan fuera de los circuitos de conciertos en esta época.
Pensando en ello el Cabildo de Tudela ha proyectado y construido un nuevo órgano de doble fachada y con toda la tecnología actual posible, pensando en instalarlo en nuestra Catedral.
Pero la maquinaria administrativa se ha encargado de paralizar, con pocas probabilidades de solución, este maravilloso proyecto musical. Que ponía a la Catedral y a Tudela en la línea de realizar conciertos, dentro y fuera de la liturgia.
No sé a ciencia cierta quién es el culpable de este desaguisado, pero cualquier intervención en favor de llevar a buen término este proyecto debe de ser obligatorio, para nuestras autoridades civiles, y plausible para el resto de los mortales.
Así que manos a la obra y si no es esta Navidad, espero que podamos llegar a celebrarlo con nuestra Patrona.
¡Feliz Navidad y Prosperidad para el Año Nuevo!
