Algún lector se sorprenderá al comprobar que en estas fechas retome un debate suscitado a mediados de julio, cuando el alcalde de Tudela tomó la decisión de no acudir a la celebración eucarística del día de la patrona. Lo hago ahora por una cuestión de responsabilidad política y fuera de la tensión que se pudiera generar en las fechas previas a las fiestas.
Considero un tremendo error la decisión de nuestro alcalde por muchas razones, pero, fundamentalmente, por dos: respeto y educación y quiero exponerlas como una reflexión compartida.
Respeto a la decisión tomada por el Ayuntamiento de Tudela hace siglos, a instancias de los vecinos, de proclamar a Santa Ana patrona de la ciudad. Así como a las diferentes corporaciones, colectivos y vecinos que han organizado las fiestas en su honor para el disfrute de todos.
Por respeto también a nuestros mayores que quieren ver a sus representantes, con su alcalde a la cabeza, participar en lo que para ellos es el principal acto en honor a la figura que sostiene parte de su vida: “SANTA ANA” y también a la inmensa mayoría de tudelanas y tudelanos que encomendamos nuestras alegrías, tristezas y esperanzas a “la Abuela”.
Creo, asimismo, que merecen un respeto los miles de católicos que han vivido y viven en nuestra ciudad. Una amplia mayoría de nuestra ciudadanía para los que honrar a nuestra patrona es uno de los hitos más importantes de su actividad religiosa.
De igual forma considero que la corporación municipal debe acudir a la eucaristía y posterior procesión, por educación hacia a quienes le invitan por ser el alcalde y máxima representación de la ciudad. El alcalde ha participado en los actos a los que ha sido invitado por diferentes colectivos, asociaciones, fundaciones o empresas. Ha ocupado su lugar asignado, ya sea presidiendo, formando parte de la mesa, en primera fila u ocupando un espacio dentro del público.
¿Qué criterio tiene nuestro alcalde para aceptar unas invitaciones y no aceptar otras como participar en la eucaristía el día de Santa Ana? No me vale que el Estado es aconfesional, ya que se permite la libertad religiosa, ideología, educativa o deportiva.
Por todo ello, espero y deseo que el año que viene mi alcalde y mi corporación por respeto, educación y responsabilidad participen de la eucaristía y su posterior procesión desde el principio hasta el final. Si entienden que no deben aceptar esa invitación, les pido que marquen los criterios para las múltiples invitaciones que recibirán y espero que el rechazo no sea por motivos ideológicos, culturales, religiosos, sexistas o de raza, entre otros, porque estarán dando la espalda a sus conciudadanos.
Luis Casado Oliver
Ex-Alcalde de Tudela