Opinión

Recuperación patrimonial de los archivos eclesiásticos

Me ha producido gran inquietud y pesadumbre, por no decir dolor, el comprobar cómo se va desmontando el proyecto que con tanto esfuerzo y gran pasión consiguieron mi esposo, el archivero municipal, Julio Segura, y el canónigo archivero de la Catedral de Tudela, Vicente IIzarbe, “El Palacio Decanal”, fruto de una colaboración necesaria entre el poder civil y religioso, al servicio del ciudadano y gran contenedor patrimonial tanto de fondos documentales de los archivos eclesiásticos de Tudela y Ribera, así como de bienes artísticos que conforman el museo.

No es un edificio vacío sino pleno y repleto. En un principio, por el espíritu e ilusión de sus ya citados hacedores, para continuar con testimonios de vida de todos nosotros y de nuestros antepasados. Todos formamos parte de este patrimonio documental que define nuestra historia e identidad y que ahora se ve mermado. Estamos todos los ciudadanos de la Ribera contenidos en él y, muy especialmente, los tudelanos que han sabido ser tutores y garantes de todo este patrimonio, además de generosos, ya que todos hemos colaborado en su construcción y mantenimiento, a través de la inversión pública, con el fin de protegerlo, conservarlo y preservarlo para disfrute de nuevas generaciones.

Creo que es responsabilidad de todos y no sólo de las autoridades civiles y eclesiásticas el luchar por mantenerlo en nuestra ciudad, formando parte del carisma, de la identidad y singularidad de nuestra Ribera.

"¿Por qué se llevan estos fondos cuestionando incluso sus propios estatutos y autoridad?"

Tudela, como capitalidad de la Ribera, debe saber dar seguridad a los fondos documentales que los párrocos han venido depositando en esta sede del Palacio Decanal guiados, por un lado, por el interés de conservarlos y preservar su integridad y, por otro, su fidelidad a los estatutos de los archivos de la Diócesis de Pamplona y Tudela, dictados por su autoridad, el entonces obispo Fernando Sebastián, en 2002.

Ante todo ello, no dejo de hacerme una pregunta: ¿por qué ahora?

¿Por qué de esta manera?

La justificación dada por la Diócesis en los diferentes medios de difusión me parece una respuesta no muy consistente, quizás la que se busca cuando nos sentimos “pillados”.

¿Por qué después de más de una década se llevan estos fondos, cuestionando incluso sus propios estatutos y autoridad?

Ana Pérez Zabalza

Viuda de Julio Segura