Opinión

PIN parental

– ¡No te metas, no te metas, no te metaaaas..!, me he repetido mentalmente hasta cansarme estos días, pero es imposible. Entre que a uno le gustan los charcos como a un gorrino y más este que va bien servidico de barro, y que se calienta como un eje de carreta escuchando en boca sobre todo de políticos sin escrúpulos, pero también de sabiondos contertulios televisivos que todavía son peor, semejante cúmulo de sandeces y mentiras acerca de lo que se habla o se deja de hablar en los centros educativos, sin tener la más puñetera idea de lo que en verdad sucede dentro de las aulas, no puede evitar terminar dándole a la tecla con la sangre más caliente que la del machete de Sandokan.

No es mi intención posicionarme, ¿para qué perder el tiempo? A estas alturas de la semana todo Cristo ha cavado trinchera en uno u otro bando, y si no lo ha hecho todavía pronto entre todos le animaremos a cargar con su fusil, porque una vez más interesa el enfrentamiento, el choque de trenes, el despellejo del adversario y el y tú más, curioso cuando es de educación y valores cívicos y sociales, de tolerancia, de lo que deberíamos estar hablando. En el último salto mortal con tirabuzón de la estupidez y la inmadurez como sociedad, nos hemos enzarzando como críos pequeños a discutir de quien son nuestros hijos. Es decir, ¿a quién quieres más a mamá o a papá? Que si son míos, que si no son tuyos, que si son de la Celaá,  pues igual del butanero, que no lo sé, que me da igual, lo que no quiero es que les coma el Coco (léase un maestro adoctrinador).

Y ahí estamos, ese es el nivel de la discusión. Lo que me preocupa y mucho, no es el problema, que ya avanzo, no existe por mucho que se empeñen, ni tampoco el debate, el intercambio de opiniones si estas son respetuosas siempre es positivo, lo que me preocupa es la utilización a discreción de esta especie de fake news perfectamente diseñada, que no tiene otro objetivo que resquebrajar nuevamente la credibilidad del sistema público educativo, en pos del encumbramiento de modelos educativos privados que al parecer no albergan este tipo de problemas, ya que ellos sí que aseguran transmitir en su ideario los verdaderos valores que un ciudadano ejemplar debe tener. Me preocupa y me da miedo, que la sociedad haya picado el anzuelo de que la escuela pública se encuentre ante un problema de magnitudes colosales. Que se hayan tragado esa falacia de que en los centros de este país se adoctrina y que por ende, los maestros son unos adoctrinadores de tomo y lomo, o en su caso, que sibilinamente facilitan y promueven que otros agentes externos sean quienes lo hagan en sus clases. Lo que nos faltaba ya. Si teníamos poco con los tres meses de vacaciones, la poca ilusión, la pésima formación, la dejadez, la incompetencia y no sé cuantas cosas más, ahora también confabuladores y adoctrinadores hijos de Satán. Otra hostia más que nos llevamos al zurrón. Esta además nos ha caído para por si acaso, porque pasábamos por aquí.

En primer lugar huelga decir, que la última intención de un docente hoy día, es la de adoctrinar a nada ni a nadie. La intención de un docente en estos tiempos, aunque suene un poco triste, es cuando tiene la suerte de que los críos le hacen un rato de caso y le permiten hablar, porque algunos ya ni eso, es la de enseñar aspectos meramente curriculares salpicados con levísimas pinceladas educativas en forma de valores, de tal forma que todos los niños, de quienes nos acusan de adoctrinadores si es que todavía van a la escuela pública que lo dudo también, aprendan sin esfuerzo y motivados, siempre dentro de una clima agradable y reconfortante pero sobre todo de seguridad máximo, donde cada uno de ellos pueda desarrollar todas sus potencialidades sin lastimarse, sin caerse, si pintarse la bata, sin olvidarse su agenda, sin reñir con el compañero, sin escuchar ningún improperio, sin ser reconvenido, sin ofuscarse, sin sentirse agraviado, sin verse aislado, sin bloquearse, sin ser juzgado,… sin todo. Esa es la principal preocupación de un docente, no adoctrinar, sino enseñar intentando no meterse en problemas. Sacar adelante sus clases evitando día sí y día también, el follón de turno con el papá o mamá que casi por cualquier cosa vendrá a cantarle las cuarenta de pleno derecho, amenazándole con denuncias y servicios de inspección, por no decir otras cosas que callamos. Esto es lo que hay, esta es la realidad, ¡como para adoctrinar estamos! No tenemos pocos problemas ya como para meternos en la boca del lobo. Por miedo, por temor, por congoja, sensaciones estas tan habituales entre el gremio, uno o una intenta salirse del guión lo menos posible. A ver si nos enteramos, porque todavía hay gente que al frente de las aulas visualiza al maestro rojo de la posguerra de “La lengua de las mariposas”, tan genialmente interpretado por Fernando Fernán Gómez. Igual el problema es que todavía hay gente que no ha pasado página. Gente que ve en las palabras libertad, igualdad, tolerancia, diversidad,… un ataque a sus principios.

No existe tal adoctrinamiento entre el profesorado de este país. Que haya como habrá alguna oveja descarriada no es razón de peso para extender la norma a la totalidad. Pero si aún así lo fuera, si hubiera una gran mayoría de docentes los que así se lo propusieran, no se preocupen familias, estén tranquilas, porque son ustedes padres y madres, los verdaderos modelos a copiar por sus hijos y no nosotros. Sois vosotros y vuestro entorno más inmediato, especialmente el familiar, quien va a jugar el papel protagonista fundamental en la educación de los hijos. Muchas veces así será por suerte, pero ojo, otras tantas también por desgracia, jugando el ámbito educativo y sus ahora tan sospechosas actividades complementarias en forma de talleres o charlas sobre valores, un papel totalmente secundario subsidiario de la educación recibida por cada uno en su casa. ¿O es que ustedes creen que porque yo le diga mil veces a Joselito en clase que las tareas del hogar se comparten, que todos somos iguales mujeres y hombres, se va a poner tremendamente concienciado al llegar a casa a fregar como un loco, si después su padre le dice que ya colaboran bastante en las tareas de casa, cuando le ponen a cargar a mamá el Roomba? ¡No me sean ingenuos! ¡De verdad, no se preocupen, estén tranquilos! Esto no es como antes, que decíamos en casa: “Lo ha dicho la señorita” y entonces todos a callar. Ahora es Joselito quien te grita en el colegio: “Lo ha dicho mi padre” y entonces el que se callas eres tú.

Así que estén tranquilos. Ni adoctrinamos nosotros, ni tampoco se hace en esas actividades complementarias realizadas  dentro del horario escolar: talleres, excursiones, actividades deportivas, musicales, etc. Estas actividades son aprobadas en Consejo Escolar, donde los padres y también los políticos otra cosa es que unos y otros acudan al mismo, tienen representación, quedando reflejadas en la programación general anual del centro, documento que por supuesto cualquier persona puede consultar. Dichas actividades contienen contenidos curriculares, y por tanto pudieran ser evaluables, pero una vez más por evitar problemas, no lo suelen ser, no sea que venga después la madre de Susanita con las rebajas a protestar, que porque ha entrado eso en el examen si no estaba en el libro de texto y tengamos un disgusto de padre y muy señor mío. Las familias ya deciden, sí han leído bien, ya deciden, desde hace tiempo si su hijo o hija participa de estas actividades. En la escuela a nadie se le obliga a nada y menos a participar de actividades complementarias. El carácter de la mayoría, aunque debiera ser obligatorio, es voluntario y a aquel niño que no participa y acude al centro (otras veces directamente ni vienen), se le plantea una tarea paralela sin que nadie se rasgue las vestiduras, ni aún tan siquiera se le pregunta el porqué, no sea que la familia lo interprete como una intromisión a su intimidad. Por no tener, no se tiene en cuenta muchas veces ni las faltas de asistencia cuando estas son coincidentes con actividades complementarias, así que tranquilos, pueden dejar si así lo prefieren a sus hijos en casa el día que en el centro se va a dar una charla sobre la adicción a los videojuegos y el riesgo de las redes sociales en internet, para que pasen así relajados y entretenidos la mañana compartiendo partida de Fortnite, con adultos que se hacen pasar por adolescentes.

Por último, hay que desmentir categóricamente las burradas y barbaridades algunas directamente inventadas, otras sacadas de contexto, supongo que extraídas del programa de educación afectivo-sexual Skolae implantado en Navarra, galardonado curiosamente con premios a nivel europeo, también premiado por la UNESCO, pero llevado a los tribunales en nuestro país, en las cuales se ha llegado a decir que se está incitando en las escuelas a los menores a la sodomía, al lesbianismo, a la práctica del sexo anal, etc. Ya no es por ser docente, sino por simple sentido común, por sentido de la responsabilidad de cualquier persona adulta, fuera un maestro, un padre, un familiar, o personal del centro, quien presenciara y constatara que los contenidos relativos a la sexualidad que se están exponiendo a los menores en los centros son inapropiados para su madurez, estuvieran totalmente fuera de contexto, contuvieran escenas o imágenes subidas de tono o demasiado explícitas o tuvieran en general un ligero halo pernicioso para la futura educación afectivo sexual del menor, por sensatez y por honestidad e insisto nuevamente, también por miedo a lo que pudieran contar después los niños en sus casas, se denunciarían los hechos o si hubiera la más mínima opción se instaría al ponente a terminar la charla, invitándole a salir. Nosotros somos los primeros interesados en que esas charlas sean adecuadas y contengan un máximo de calidad y rigurosidad.

No es el objetivo de las escuelas y sus docentes adoctrinar. El objetivo es enseñar con la máxima responsabilidad y coherencia. Coherencia que por otro lado sí que hecho en falta en los votantes de estos partidos promotores del PIN Parental, cuando les oigo exacerbados defender sacar de las escuelas cualquier educación moral e ideológica, (porque para educar en estos aspectos ya están sus padres, dicen) mientras que a la vez son los mismos que defienden a capa y espada la permanencia en el sistema educativo precisamente de la única asignatura que basa sus contenidos en gran medida en creencias, valores, ideales y fe. La verdad es que es complicado asimilar tal incongruencia, sino es desde la atalaya en la que ellos se posicionan, en la cual mis valores, mis principios, mis creencias, mis ideales sí que valen y no es que puedan sino es que deben de impartirse dentro del currículo, y lo tuyos no por incitar a los niños claramente hacia la depravación, pervirtiendo claramente su espíritu . Comparto sin embargo con ellos que la educación de los hijos depende en gran medida de nosotros, sus padres, pero también no es menos cierto que si vamos a vivir en sociedad, el estado tendrá opción de aportar y de compensar aquello que él crea conveniente. Negarles que conozcan otros puntos de vista, precisamente para luego reforzarles aquel que por principios considere uno más adecuado, es hacerles un flaco favor. Afianzar la opción elegida entre otras muchas es parte de la acción de educar, proceso este fundamental para ir configurando poco a poco y forjando su propia identidad, su personalidad. Negarles el conocimiento y la diversidad a base de pines parentales, sesgando la información y coartando así sus decisiones, no puede generar en ellos más que ignorancia e intolerancia futura. Su educación no depende de ti ni de mí, su educación ahora que tanto hablamos del empoderamiento de nuestros alumnos e hijos, depende de ellos mismos.

José Antonio Cuadal