Opinión

Votar el día del cohete

Que la política en general está alejada de la sociedad, que los políticos pertenecen a un universo paralelo lo intuíamos muchos, pero este año, con la convocatoria de las elecciones generales, lo estamos comprobando sin lugar a dudas. Solo a un político se le hubiera ocurrido llevarnos a las urnas a finales de julio y lo que es más hiriente aún, el día antes del cohete anunciador de las fiestas de Tudela.

Y ni tan mal porque ¿os imagináis que el 24 de julio hubiera caído en domingo? Al político de turno le hubiera dado igual pero… ¿cómo hubiera sido la votación el mismo día del exploto en Tudela?.

Seguro que alguna urna ataviada de blanco y rojo, saldría al balcón a manos de algún tudelano demasiado animado, para saludar a la masa enfervorizada tras el ¡Viva Santa Ana!

Seguro que muchos votaríamos a las 9, antes del almuerzo ya que después, ni sabríamos por qué teníamos dos sobres en el bolsillo y el motivo de que fueran de distinto color. De hecho, muchos de los sobres acabarían en cualquier buzón de correos o en el de la casa más cercana… Más de una papeleta echaría un tufillo a zurracapote, kalimotxo o champán y muchos sobres irían adornados con pegatinas de las peñas. Cómo meter el sobre en la ranura tras la visita a bares, cuartos y peñas, también sería casi ¡misión imposible!

Y no me quiero imaginar el recuento de las papeletas a la noche, tras una jornada festiva de alegría y desenfreno. ¿Cuadrarían los números el día de más diversión del año? ¡Jamás! Ahora, sería divertido ver el escrutinio: “a mí me salen del PSOE 255”… y el más gracioso haría la rima fácil entre las carcajadas de los interventores.

Así que demos gracias a que el calendario nos ha echado una mano, tras habernos puesto los políticos la otra en el cuello.