Si tuviera que elegir el colectivo que más ha sufrido las consecuencias de la pandemia y sin embargo ha tenido más respeto con las normas, diría que han sido los niños y adolescentes. En estos casi dos años de convivencia con el virus, nuestros menores han tenido que estar en clase con mascarilla, no mezclarse, darse gel continuamente, no jugar al balón… Han cancelado cumpleaños, excursiones escolares, competiciones y apenas se han relacionado. Asímismo les hemos dejado sin cabalgata de Reyes, sin Ángel, sin Volatín, sin seguir a las peñas, sin fiestas, sin gigantes, sin toro de fuego… ¡Y ya es suficiente!
Estamos en Navidad y la ciudad está más iluminada que nunca. El virus sigue ahí y en Navarra la positividad es alta, pero en mi ignorancia pienso que estamos mucho mejor que el año pasado.
La Navidad me gusta, pero si hay una noche que espero con ilusión es la noche de Reyes. Siempre me ha gustado su magia. De niño recuerdo los nervios por ver a los Reyes en la cabalgata, nervios que no te dejaban dormir y que te hacían levantarte antes de tiempo. Hace pocos años me gustaba por el placer de ver la cara de mi hija cuando veía a Baltasar y por la ilusión de poner sus regalos bajo el árbol.
Por eso creo que no podemos privar a los niños de más eventos, la cabalgata de Reyes tiene que salir y tiene que ser más espectacular que nunca. Si podemos acudir a conciertos o al fútbol, podemos tener cabalgata.
Tendremos que extremar las precauciones, igual no podrán sentarse en el regazo de los Reyes y tendrán que enviarles besos desde un metro de distancia, igual tenemos que estar en la calle con mascarilla todos, pero la cabalgata tiene que salir. Los niños se lo merecen porque nos han dado una lección en esta pandemia.
