Opinión

La cabalgata tradicional

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Nos acercamos a la Navidad y supongo que como el año pasado las cabalgatas de Reyes tomarán protagonismo y controversia en escasas fechas. España está en una época convulsa: nuevas ideas, nuevos partidos, nuevas formas de hacer las cosas, más pluralidad de ideas y pensamientos… para unos época ilusionante, para otros caótica. Uno de esos “cambios” el año anterior en algunas ciudades, fue convertir la cabalgata de Reyes en un espectáculo, un teatro en la calle, un circo ambulante.

Mi opinión es que si bien en muchos sentidos estos cambios son positivos y me parecen acordes con los tiempos, concretamente el cambio de aspecto de la Cabalgata, me parece un desatino por no decir un despropósito.

Cierto es que para los adultos la cabalgata de Reyes no deja de ser una representación, no así para los más pequeños que, mágicamente, piensan que estos monarcas que vienen en carrozas, caballos y camellos son los mismos Reyes que marcharon desde sus castillos a adorar a Jesús. Porque esa es otra, por muy ateo, agnóstico o por muy en contra de la religión, tradición, etc. que se esté, la cabalgata, siendo una representación, no deja de ser un acto cuyo origen se basa en un hecho religioso como es la llegada al portal de los Reyes Magos siguiendo una estrella.

Sea real este hecho o no, la tradición, la costumbre y, sobre todo, la creencia cristiana dice que los Reyes Magos fueron a adorar a un niño haciéndole valiosos regalos y la tradición hace que nuestros hijos piensen que esa noche Melchor, Gaspar y Baltasar los obsequiarán a ellos con obsequios varios si se han portado bien durante el año.

"El cambio de aspecto me parece un desatino y un despropósito"

 

Justamente lo mismo que los niños que creen en el Olentzero o en Papa Noel piensan que harán ambos personajes tras entrar por ventanas o chimeneas para dejarles similares regalos.

En algunos casos revisar las políticas, los discursos y la manera de administrar las cosas es bueno y saludable, pero esta regeneración no tiene que ser total sino únicamente concretarse en lo que funciona mal. No todo se tiene que renovar, destruir o reconvertir. Hay tradiciones, hay costumbre de muchísimos años que están en el arraigo popular y que no hace falta convertirlas en otras cosas, sino en su caso sólo mejorarlas.

La cabalgata de Reyes es eso, un acto sencillo en el que niños de corta edad imaginan que tres Reyes les dejarán regalos por portarse bien y estos Reyes tienen que ser iguales a los que salen en los anuncios, en los Belenes, en los cuentos y en las películas que ven. Esos Reyes son los que esperan. El convertir las cabalgatas en carnavales anticipados para romper con lo tradicional, querer mostrarse vanguardista o rompedor no deja de ser una manera de alejarse de la esencia de la cabalgata tradicional: la ilusión de los niños, los nervios de estos al ver a los Reyes, su inocente sonrisa y el poder de la imaginación.

¡Feliz Navidad y Feliz Noche de Reyes

Julián Marín Mencos

Tudelano