Opinión

Plaza Nueva de Tudela

En 1993 un grupo de tudelanos, encabezado por el incansable Mariano Navarro Lacarra, se empeñó en un intento que entonces parecía imposible, publicar una revista local que fuese plural, abierta, políticamente neutral, sin el paraguas de ninguna institución, con un editor desconocido que no estaba relacionado con los grupos políticos y económicos dominantes en la ciudad y la comunidad. 

Ofreció buena información, calidad y servicios. Luchó y consiguió el apoyo de los comerciantes e industriales para financiarla con la publicidad. Desde entonces ha estado en la calle cumpliendo su misión de servir a la ciudadanía y ésta se lo ha reconocido.

Durante estos treinta años ha sido testigo y reflejo de los cambios de una sociedad que se ha transformado desde la rural a la industrial, de una ciudad que ha crecido en su economía y cultura, pluralismo y variedad de sus habitantes. 

Número a número, se ha ido superando en calidad, con esfuerzo meritorio y premiado por la confianza popular hasta ser un medio informativo local imprescindible. Se ha de reconocer el mérito de Mariano y de un equipo entregado, que ha demostrado su inconformismo y buen hacer.

La publicación ha sido el ojo que observa, el cerebro que valora y la pluma que expone la transformación porque, como dijo Machado, “todo se mueve, fluye, discurre, corre o gira: cambia la mar y el monte y el ojo que los mira”. Se ha de destacar su independencia de juicio y el rechazo del servilismo partidista, que han sido su principal característica. 

Treinta años reflejan la madurez personal y profesional de sus mentores y redactores. Seguid pensando que “nada es eterno, ni gobierno que perdure, ni mal que cien años dure”. Así lo habéis comprobado. Por otros treinta. ¡Enhorabuena!