Cabe preguntarse porque la mal llamada ley contra la violencia de género no está sirviendo para disminuir o evitar el número de víctimas. Sencillamente uno tiene la impresión de que se hace ver que la manida ley está triunfando cuando la realidad evidencia que está siendo un estrepitoso fracaso.
Lejos de reflexionar sobre ello y destinar por parte del gobierno 200 millones de euros a chiringuitos que se sabe que no están funcionando, que se mantienen gracias a la corrección política y a un costumbrismo enquistado que no es capaz de reflexionar y mirar más allá de la realidad que está sucediendo. Porque para bien o para mal la realidad es la que se impone. Y esto es lo que está ocurriendo hoy día con las víctimas de la violencia machista. Algo común a demasiados partidos políticos anclados en el correctismo y en el error por evitar asumir compromisos y legislar de una manera más equitativa no vaya a ser que perdamos votos, lo utilize nuestro adversario político o simplemente nos metamos en un berenjenal que no sería mayor que las consecuencias de lo que hay instaurado.
Porque legislar sobre los derechos y deberes de para con unos hijos, un cónyuge fuera del entorno familiar por norma y bajo concepto universal es un abuso de poder y una extralimitacion gubernamental abobinable. A la luz está que lo que no puede solucionar el divorcio lo está empeorando esta ley de violencia de género instalada en la autocomplacencia.
