Las celebraciones están muy bien, pero por encima de ellas tenemos los retos. Y el relacionado con las personas migrants no es precisamente pequeño. Tenemos un grave problema estructural relacionado con ello. Nos estamos convirtiendo en un país de transito migratorio porque a pesar del esfuerzo no somos lo suficientemente atractivos para ellos. Los migrantes son eso, migrantes, y siempre buscarán mejores condiciones en otros países aledaños.
Tras el esfuerzo y recursos públicos destinados a su acogida, no podremos evitar que la creciente precariedad y el hecho de ser ya un país de "servicios", migren a Alemania, Francia o Bélgica, principalmente. Exactamente lo mismo que está ocurriendo con nuestro jóvenes talentosos. Invertimos en ellos y luego son otros quienes aprovechan su potencial. Y así, poco a poco, nos convertiremos en un país de segunda dentro de la unión.
Porque no nos engañemos, los ansiados fondos europeos no van a permitir paliar la situación porque están supeditados como país deudor que somos, a las directrices europeas.
Y estas nunca nos van a permitir estar por encima de los que establecen esas directrices. Mal panorama se nos presenta, no somos competitivos y dudo mucho que políticas propias reviertan esa situación.
