Opinión

La gran estafa del coche eléctrico

La batería de un coche eléctrico (datos estándares, no todas son iguales) pesa unos 500 kg, su capacidad es del tamaño de una maleta. Contiene 12 kg de litio, 30 kg de níquel, 20 kg de manganeso, 15 kg de cobalto, 100 kg de cobre, 200 kg de aluminio (para su producción es necesario un altísimo coste de electricidad, ¿de dónde saldrá?), acero y plástico. Hay 6.831 células de litio dentro. Debería ser preocupante que todos estos componentes tóxicos provengan de la minería. Por ejemplo, para hacer una batería de coche, es necesario procesar 10 toneladas de agua salada para producir litio, 15 toneladas de mineral para el cobalto, 2 toneladas de mineral para el níquel y 12 toneladas de mineral para el cobre.

En total, se desentierran 200 toneladas por una batería. La enfermedad y el trabajo infantil se encuentran en el 68% del cobalto del mundo y una parte significativa de la batería proviene del Congo. Sus minas están contaminadas y emplean a niños que mueren por este material tóxico. ¿Se deben contar todos estos niños enfermos como parte del coste de un coche eléctrico? ¿Cómo se puede afirmar que esto es mejor para el medio ambiente que los coches que usan combustibles fósiles? Y esto es con referencia a una batería. Habría que tener en cuenta, que el vehículo eléctrico necesitaría mas de una a lo largo de su ciclo de vida, lo que multiplica por dos, o por tres, la contaminación en su producción y también en su reciclaje.

Podríamos continuar con el tema del reciclaje de las baterías (producen una gran cantidad de desechos: metales tóxicos, plásticos y ácidos. Ademas, el proceso también produce gases de efecto invernadero). A lo anterior, sumamos el precio desorbitado de la energía eléctrica en España, que ya no está tan lejos del de los combustibles fósiles. Además, si el parque automovilístico eléctrico fuese superior, ¿tendríamos el suministro adecuado para cargar tanto coche eléctrico? A día de hoy, no. Parece como si nadie se estuviese preguntando de dónde proviene la energía eléctrica. ¿Vamos a “alimentar” a todos los coches eléctricos con molinos y energía solar para asegurar que el ciclo completo es limpio? Seguimos con lo poco eficientes que son las baterías en situaciones de frío, lo cual ya ha provocado denuncias en países del norte de Europa al respecto.

Continuamos con su escasa autonomía y un problema asociado a la propia carga en sí, ¿dónde se carga? Aquellos que tengan una vivienda con garaje, el coche puede cargarse en la misma, ¿pero qué pasa con aquellos que aparcan en la calle, que por cierto son la gran mayoría? No dicen nada de impuestos, ¿pero alguien se cree que todos los impuestos que se generan al llenar el depósito, ya sea de gasolina o gasoil (más del 50% de su precio de venta), van a dejar de cobrarse? A medida que se implanten los eléctricos, comenzarán a surgir nuevos impuestos para compensar las “pérdidas”. Y para finalizar, hablemos de la “obsolescencia tecnológica”. Se trata de una tecnología en constante evolución, que dentro de pocos años, ya habrá cambiado. ¿Qué quiere decir esto? Pues muy simple, que su valor se depreciará en corto plazo de tiempo. Es como intentar vender un teléfono móvil dentro de dos años, ¡no te darán por él ni la mitad de su precio de compra!

Un coche eléctrico es un fracaso de proporciones gigantescas, alimentado bajo el mensaje de lo políticamente correcto y con unos precios desorbitados a pesar de las múltiples ayudas que existen para su compra.