Decía hace unos días The New York Times que España es “el país donde las discotecas son más importantes que las escuelas (...) La falta de previsión que ha sumido en el desconcierto la reapertura de las escuelas es parte de una gestión lastrada por la opacidad”.
La evidente imprevisión a la hora de arrancar el curso es pública y notoria: basta hablar con cualquier docente para ver que ‘se nos ha echado encima’ el toro académico, *con continuos cambios de criterio, en buena parte motivados por la natural tendencia política al populismo, que ha puesto en la escuela la responsabilidad de la conciliación, en lugar de exigirla a los agentes económicos.
En definitiva, que no se han centrado en lo verdaderamente importante: garantizar la necesaria relación personal entre docentes y alumnado, y alumnado entre sí, en las debidas condiciones de seguridad.*
¿Dudas? Todas las del mundo: ¿No se pudo implementar un plan formativo en Educación a distancia para romper o, al menos, reducir en gran medida la brecha digital que separa a alumnos ricos y pobres.
Tal vez sea necesario volver a las tele clases.
¿El arranque de curso implicará que se disparen los contagios, por muchas pruebas rápidas que estén realizando algunos colegios?
Sabemos que en la mayoría de centros no se podrán aplicar las medidas de distanciamiento, ¿y los grupos “burbuja” van a ser efectivos? ¿No tienen l@s alumn@s familia, amistades, compañeros y compañeras diferentes en las diferentes actividades extraescolares en que participan?
Como vemos, existen muchas dudas y pocas certezas. Y una de las certezas es que algunos no han hincado los codos hasta finales de agosto. Han preferido traspasar la responsabilidad a los equipos docentes de los colegios e institutos.
Esos “algunos” son quienes hablan de “inversión” en costosas infraestructuras, ejército, etc, pero de “gasto” cuando se trata de Educación, Cultura o Sanidad.
