Opinión

Fiestas, comunicación y contención

El ser humano tiene principalmente un elemento diferenciador con otros terrícolas: la comunicación. Nosotros somos animales sociales y en nuestro ADN tenemos tatuada la necesidad de relacionarnos. La comunicación fue un elemento clave para sortear la ferocidad de otros compañeros de planeta, dinosaurios y compañía, y lo sigue siendo para desarrollarnos.

Es cierto que el ‘tecno capitalismo’, que cambia ocio presencial por entretenimiento digital, y la feroz pandemia han comprometido nuestra naturaleza ‘callejera’ en los últimos tiempos. Y es lógico que la ciudadanía, especialmente la joven, tenga la necesidad de zambullirse en la algarabía. 

El instinto nos une a nuestros antepasados, que antes de Jesucristo ya celebraban las cosechas en verano con la necesidad de lanzar guiños al ‘dios sol’ y de relajarse. Y este segundo apartado, relajarnos tras el atasco mental pandémico, puede invitar al desfase. 

Esperemos que la saludable felicidad se vea acompañada por cierta contención en las ‘no fiestas’ que ha organizado Ayuntamiento de Tudela, que ha tejido un programa con actividades culturales, deportivas e infantiles. 

La gente tiene, tenemos, ganas de ser felices en compañía de nuestra gente, en particular, y de la ciudadanía tudelana, en general. Pero no debemos soslayar la factura emocional que ha sufrido la sociedad. Esa factura tendrá un cupón de ahorro si somos felices, hasta ahí de acuerdo. 

Pero esta misma factura se verá agravada si, lo que hemos conseguido con ciencia y contención, lo estropeamos con actitudes irresponsables.