Opinión

Brindemos por el pasado

Celebrar la Navidad con más de medio siglo a tus espaldas te retrotrae hacia el pasado, lo que resulta una auténtica paradoja mientras festejas un nacimiento.

La sociedad actual sufre muchas patologías, pero en la cabeza de todos resuena la dichosa pandemia. Es el trastorno machacón que hace palidecer nuestros rostros, tras la mascarilla. 

No hace tanto que la megafonía de los servicios de emergencias nos provocaban un cierto estremecimiento, mientras nos invitaban a recular de nuestras vidas y encerrarnos tras el pórtico del hogar. Saldremos mejores, opinaban los mass media que recogían en imágenes y sonidos los aplausos desde los balcones.

Aún recuerdo el chofff
seco de la tierra con sustratos y raíces de una enorme planta tirada desde un tercer piso contra el coche de Protección Civil que conducía a las ocho de la tarde. Una premonición del espíritu corrosivo repleto de irritación, convulsión y enojo que emergía y arreciaba en muchos seres humanos. 

Me queda un poco de esperanza y quiero creer que este fin de año alumbrará el principio de algo, pero el 1 de enero brindaré por lo vivido.