Opinión

Un extraño inicio de curso… si lo permiten los canallas

El Covid-19 ha sido capaz de trastocar toda la actividad social, económica, sanitaria, educativa e incluso me atrevería a asegurar que también sexual.

Aunque para ser más correctos, el coronavirus ayudado por los irresponsables que no cumplen las debidas normas de protección. 

Ahora comienza el nuevo curso para una parte de nuestro alumnado. Amenazado por ambos peligros, que ya influyeron en el final del curso anterior.

Se comenta desde los expertos en pedagogía que nuestros niños no pueden permitirse perder esa importante parte de su educación y desarrollo emocional y cognitiva, que es la presencial. Poder aprender rodeados del resto de sus compañeros, interactuando con ellos, aunque ahora sea guardando todas las normas de seguridad.

Los niños son unas esponjas para el aprendizaje y probablemente acaben dando lecciones a sus mayores de sensatez y responsabilidad. Quizás sea en esos colegios y guarderías donde sean capaces de abandonar malos hábitos trasladados de sus mayores. 

Queda para el resto de la sociedad y las autoridades garantizar que esa estancia se realice con toda la seguridad posible, por eso es tan importante lanzar machaconamente el mensaje a los irresponsables, de que su comportamiento no sólo provoca problemas sanitarios y económicos, sino que en esta época también educativos.

Que su actitud insensata puede llevar el virus y por tanto el peligro, a sus domicilios, afectando a padres, abuelos, hermanos, o hijos.

A la vista de lo que está sucediendo hará falta no sólo campañas de concienciación y educación, sino que probablemente la represión deberá ser aún más contundente. 

Nuestros chavales se merecen estar fuera de peligro de los canallas que pululan por ahí.