El pasado día 2 de octubre, falleció Conchita Soria con 97 años de edad, una de las pioneras anónimas que todavía permanecían vivas y que hicieron posible junto a otros muchos vecinos liderados por el padre Lasa, el inicio de lo que después sería; el Barrio Lourdes.
Por este motivo desde estas líneas solicitaría un merecido y oportuno homenaje a todas personas que como Conchita y Matías López su esposo, que compaginaron su vida familiar y laboral con la colaboración en ese ambicioso proyecto, en beneficio de la comunidad.
Si esto fuera poco, en su inmensa mayoría formaron unas familias sólidas y con firmes convicciones de amor y solidaridad hacia los demás, que no solo lo transfirieron a sus hijos, sino que lo hicieron extensivo a sus nietos. En barrio Lourdes en los años 60 y 70 Vivían mayoritariamente jóvenes y niños. Hoy está mucho más proporcionada su población, y los jóvenes son sus nietos.
En resumen, como diría Machado: personas en el buen sentido de la palabra; buenas, que hicieron de este barrio y esta Tudela un lugar donde vivir y desarrollarse sin temores y en plena libertad, hoy en día por desgracia lo echamos mucho de menos.
Sugeriría a quien corresponda, que cuando se reinaugure la plaza del Padre Lasa de alguna forma se haga mención a estas personas.
También en el caso de los López-Soria y otras familias, tuvieron tiempo para colaborar en otro plan de gran importancia como fue formar la asociación: Anfas. Los disminuidos psíquicos y físicos que lo han necesitado, pasaron y continúan pasando, por sus talleres, centros de ocio y colonias de esta institución. Siempre han contado con el gran apoyo social. Muy importantes han sido los jóvenes monitores voluntarios que utilizan sus días de fiesta para acompañar a estos chicos. El año pasado celebraron sus 60 años de su fundación en Tudela.
En conclusión mi intención ha sido visualizar a las personas anónimas que tanto hicieron y bien por sus semejantes.
Quisiera añadir una nota personal: no es verdad que madre no hay más que una, en mi caso tuve dos.
