Opinión

Ciencia y codorniz

Codorniz (fotografía cedida por José Manzano Santiago)

Si aplicamos la ciencia a la gestión de la codorniz tendremos una población aprovechable para siempre. Si cuidamos sabiamente la fertilidad de la tierra podremos recoger frutos infinitamente. Los científicos nos pasamos la vida buscando patrocinadores para obtener recursos que nos permitan hacer ciencia. En ese camino encontramos colaboradores admirables que contribuyen positivamente y nos hacen ganar autoridad. La publicidad esconde la falta de transparencia, de rigor y de capacidad crítica de quién nos engaña con pseudociencia.

Muchas instituciones están temporalmente secuestradas por grupos de amiguetes. Si prestamos atención a sus mensajes publicitarios, pequeñas pistas en sus textos delatan su propósito. Su objetivo es blanquear las corruptelas del grupo. Desconfía de la publicidad y de la literatura que no es rigurosa. ¿A qué fines sirven? ¿Ayudan a promocionar un fraude? ¿Cuál es el objetivo real que proponen? ¿Qué autoridad lo garantiza? ¿Quiénes son los patrocinadores y que fin persiguen?

La conservación de la naturaleza nos atañe a todos, nuestro compromiso es incrementar los recursos para mejorar el conocimiento y optimizar la gestión. No debemos perder ilusión, fuerza y desgastarnos por el mero hecho de no tener recursos, ni medios materiales con los que seguir colaborando con el seguimiento científico de la codorniz. Las encuestas son una herramienta útil para mantener y dar testimonio de la caza sostenible, hasta que consigamos recursos para aplicar más métodos de estudio.

No todos los documentos, ni todos los medios, organizaciones e instituciones están hipnotizadas por las patrañas. La revisión crítica permite ver si los datos presentados están sesgados y si por eso las conclusiones obtenidas con ellos están igualmente desviadas. Con la objetividad de la ciencia podemos liberarnos de las persuasivas campañas de neuropublicidad.

Desde 1996 en colaboración con la Real Federación Española de Caza (RFEC) iniciamos un programa de ciencia ciudadana, que involucra a los cazadores en la recolección de muestras biológicas (alas de la codorniz cazada, cuyas plumas sirven para clasificar su edad en meses) y en la realización de cuestionarios de caza. Aplicamos este programa para estudiar la ecología de la codorniz silvestre, y mejorar la gestión de esta especie, porque resulta fundamental para su conservación y aprovechamiento sostenible. Sin embargo es una tarea sumamente compleja, debido a los múltiples factores que pueden condicionar el éxito de cualquier programa de gestión. En este sentido, el manejo sostenible de la codorniz representa un desafío particularmente complicado, debido a que esta ave migrante de largo y corto recorrido, se caracteriza por sus complejos patrones viajeros y de reproducción. La gestión de esta pequeña galliforme migradora no solo debe considerar sus requerimientos ecológicos, sino también las implicaciones sociales, culturales, económicas e incluso políticas marcadas por el hecho de que es una especie cinegética. La codorniz, atraviesa periódicamente diferentes fronteras sociopolíticas, por lo que está expuesta a amenazas muy diversas en función de dónde se encuentre en cada momento.

La información obtenida de las alas sirve para estudiar la estructura de la población, la reproducción y la migración; las encuestas y los censos para estimar la abundancia, la reproducción, el impacto de la cosecha y de la caza; el anillamiento para investigar los movimientos y la longevidad. Con todo ello podemos establecer un diagnóstico de cómo se encuentra la población, determinar con objetividad y precisión su estado de conservación. La abundancia de codorniz tiene amplias fluctuaciones entre los distintos años y regiones biogeográficas. Estos cambios generan incertidumbre, frustraciones y alegrías en su caza por que la dotan de gran pasión y tensión. El medio ambiente actual somete a la codorniz a muy diversas causas de mortalidad por las construcciones, los areogeneradores, la contaminación lumínica, sonora y atmosférica. A pesar de esto y de muchas otras malentidades con las que esta ave se enfrenta, nuestra población de codorniz es capaz de superar los factores artificiales y naturales que inciden negativamente sobre su vida, gracias a su elevada productividad y temprana reproducción.

Dentro de las autolimitaciones que se autoimponen los cazadores en la actividad existe un gran recorrido ético, en España tenemos cazadores poco formados y cazadores ejemplares con un gran nivel de comprensión de la naturaleza y del arte de cazar. Cada vez mayor número de cazadores sólo dispara a la codorniz que ha muestreado el perro, siempre que esta se encuentre en distancia óptima de disparo, bajo condiciones adecuadas de seguridad, y cumpla con los requisitos de la edad y astucia exigidas, dejando oportunidad de escape al ave. La organización de la caza en las sociedades de cazadores exhibe una gran amplitud de sistemas de regulación y control. El número de días de caza, los horarios, los sectores, los aparcamientos, el cupo de capturas diarias y en posesión, el número de cazadores por cuadrilla, el acceso a los sectores, el número de perros, las características técnicas de las armas y el número de disparos son parámetros normalmente ordenados en las reglas de la sociedad y en concreto para cada coto. Todos estos códigos se diseñan y proyectan desde los Planes Técnicos de Caza. Los técnicos cinegéticos vigilan la sostenibilidad de las poblaciones de animales de caza y elaboran estos documentos técnicos que tienen carácter legal. Nuestros sistemas oficiales de regulación de la caza son avanzados, continuamente se renuevan y mejoran en las distintas comunidades autónomas. Conforme progresa la ciencia aplicamos nuevos y mejores criterios para el aprovechamiento sostenible de la naturaleza. Las reformas de la legislación permiten trasladar e incorporar las innovaciones técnicas, para optimizar la sostenibilidad del aprovechamiento de los recursos naturales. Nuestro país es el más avanzado de la Unión Europea en la regulación sostenible de la caza y debe seguir progresando en este sentido. Los cazadores ejemplares saben discernir entre lo útil y lo valioso, lo útil para conservar la población y lo valioso para aprovecharla deseablemente, desde comprender su belleza, como funciona y los bienes que nos aporta, hasta el respeto por cada animal abatido.

Tenemos que hablar de la codorniz para mantener el seguimiento científico de la población. Nuestro reto es hacer participar en la ciencia ciudadana a todos los cazadores y ciudadanos para cuidar la codorniz. Además debemos darle proyección europea y africana, esto nos exige conseguir financiación y tejer una amplia red internacional de colaboraciones que sea transversal a las instituciones y ONG. Puedes seguir colaborando con el estudio de la codorniz aportando información en los enlaces: