Opinión

Transparencia

Con la marcha fuera de España (como diría aquel programa de televisión, ¿quién sabe dónde?) del emérito Juan Carlos se ha vuelto a poner de moda la palabra transparencia. Es la conclusión que sacan siempre los políticos de turno; “lo pide la ciudadanía”, “es algo imprescindible en el mundo de hoy” o “así podemos recuperar la confianza de la ciudadanía”.

            Merece la pena analizar la última frase. Cuando un político dice que mediante la transparencia se puede recuperar la confianza comete un error de argumentación básico, ya que con transparencia la confianza no es necesaria.

Dicha confianza sólo tiene sentido cuando se da una de estas dos condiciones: o bien no se conoce parte de una información, o bien es necesario el cumplimiento de un acto futuro para cerrar un trato.

            Dos ejemplos para entender esta idea. El primero, la compra de un coche de segundo mano. Existe confianza en lo que nos dice el vendedor sobre las prestaciones del automóvil (en especial si es alguien conocido) para hacer la transacción. El segundo, una compraventa a plazo. Confiamos en recibir los pagos.

            Sea de una u otra forma, aquí la clave es la garantía. En un préstamo hipotecario un banco tiene la “tranquilidad” de saber que si no le pagan se puede quedar con el inmueble de turno.

            Cuando no existe garantía o penalización sólo existe una forma de evitar que los incentivos humanos perversos hagan de las suyas: con transparencia.

            El incumplimiento de una promesa electoral no tiene coste alguno: todos mienten y la excusa es siempre la misma, “no sabía que las cosas estaban tan mal”. En tanto es promesa, lo único que queda es un registro de incumplimientos. En Estados Unidos, algunos medios registran el número de mentiras de Donald Trump al día. Es mayor que el número de ministros en España.

            No hay otras opciones.

            Para mantener compromisos económicos, garantías.

            Para mantener compromisos políticos, transparencia.

            Javier Otazu Ojer.

            Economía de la Conducta. UNED de Tudela.