Opinión

Tiempo

Nuestra valoración del tiempo ha cambiado. Incluso en algunos casos se puede llegar a tener una experiencia extrema: el aburrimiento. En todo caso, estamos viviendo un fenómeno extraño poco valorado. El reparto del tiempo es muy heterogéneo. 

Para los que están en ERTE, a la incertidumbre del trabajo futuro se le suma un tiempo de ocio que se puede aprovechar de diferentes formas: relax, tareas de casa, formación para el futuro o vida familiar. Cuidado: en China, después del confinamiento, los divorcios se multiplicaron. Por lo visto, muchos descubrieron que ser compañero de piso y ser pareja no es lo mismo.

 Todos los que se dedican al teletrabajo deben cambiar rutinas y adaptarse a un nuevo medio: conocer nuevos programas, manejar recursos que no se conocían. El hecho de adaptarse es un sobreesfuerzo. 

Los que tienen trabajos de los considerados “esenciales” muchas veces deben trabajar más tiempo: que se lo pregunten a un cajero, un sanitario o un transportista. Además, en muchos de estos casos se debe tener cuidado ya que el riesgo de contagio es alto.

Para los jubilados o personas con más riesgo su espacio vital se ha reducido: viene delimitado por las paredes de su casa.

Los que se dedican a la gestión pública (políticos) o privada (empresarios) deben ser capaces de adaptarse a la nueva realidad. Una buena prueba, sin duda. De la misma forma que el famoso inversor Warren Buffet decía que cuando bajaba la marea se veía quién estaba preparado, lo mismo está pasando con los gestores. Necesitamos saber qué hacer cuando no sabemos lo que hacer.

En definitiva, esto nos lleva a una gestión completamente diferente de nuestro tiempo. La economía sobrevalora el manejo de los presupuestos monetarios e infravalora el manejo del tiempo. 

Y sin embargo, el dinero va y viene.

El tiempo sólo se va.