Opinión

Reconstruir la confianza

El Foro Económico Mundial, liderado por Klaus Schwab, organiza desde hace más de 50 años diferentes debates en Davos (Suiza). Se reúne toda la élite intelectual, empresarial y política mundial. En esta ocasión el lema es el título del presente artículo: “reconstruir la confianza”. ¿Seremos capaces o es un título más para la galería?

Las tendencias globales son cada vez más valoradas por las empresas. De hecho, se tienden a contratar exdiplomáticos  para analizar si conviene hacer alguna inversión concreta en zonas determinadas. Siempre es prioritaria la seguridad jurídica, y cuidado que en España vienen curvas: los empresarios piensan que es nuestro problema más grave. Claro que también está la incertidumbre: ¿cómo adivinar lo que va a ocurrir?

Peter Turchin está considerado el Nostradamus de la historia. Para ello usa la cliodinámica, ciencia que se dedica a estudiar las dinámicas de las sociedades en el pasado. Se trata de responder la siguiente pregunta: ¿porqué las sociedades funcionan así? Para lograrlo, se analizan los ciclos históricos y las razones que impulsan el auge o la caída de las civilizaciones. A partir de esos datos, se pueden realizar predicciones científicas (las cuales nada tienen que ver con las profecías). Ejemplo obvio: el desajuste de las pensiones. La diferencia entre lo que se ingresa de las cotizaciones y el pago de las prestaciones es cada vez mayor. Además está próxima la jubilación del baby boom. Tarde o temprano estallará, como un motor de vapor en el que la presión va aumentando cada vez más. Ejemplo no obvio: la bajada de la estatura de la población. Es un indicador de que va a ocurrir algo malo ya que es un efecto de la disminución de bienestar. La mayor parte de las revoluciones son debidas a un gran deterioro económico o a la falta de expectativas futuras. No a la pobreza. Ejemplo obvio y necesario: se debe establecer la paz en la guerra de Ucrania ya. ¿Por qué? Las bajas futuras no van a cambiar la situación actual. 

¿Los factores más importantes a tener en cuenta? La gran cantidad de elecciones que vamos a tener este año. Destacan India y Estados Unidos. Los efectos de las guerras, con el enquistamiento en unos casos o la posibilidad de contagio en otros son muy graves. El ataque de la milicia hutí (Yemen) con drones al comercio internacional en el mar Rojo ya está comenzando a parar fábricas en otros lugares del mundo. Es lo que tiene la globalización, explicada inmejorablemente a partir de la crisis de los pellets en Galicia. Eran transportados por un buque de bandera liberiana de un armador de Bermudas, propiedad de una empresa alemana con sede en Chipre que transporta material fabricado en la India para una empresa polaca. Cayeron seis contenedores y después pasó lo que pasó. Estadísticamente se pierden al año 661 de un total transportados de 250 millones. Mediáticamente grupos ecologistas de Cataluña han aprovechado la situación para denunciar la situación de la playa de la Pineda (provincia de Tarragona) debido a que se encuentra cerca de varias empresas petroquímicas y después pasa lo que pasa. Hasta ahora sus reivindicaciones se ignoraban una y otra vez.

Sí: las elecciones, las guerras y la situación del comercio internacional serán claves para nuestro futuro. Permanece el asunto del cambio climático (antes se denominaba “calentamiento global” pero en Estados Unidos los republicanos contrataron a un pensador llamado Frank Luntz que suavizó el nombre para que así se percibiese el asunto con menos gravedad) y asoman en el horizonte los posibles efectos que tendrá la inminente aplicación de la inteligencia artificial en nuestra vida.  Hay tres modelos. En el chino, el Estado dirige el proceso. En el norteamericano lo hacen las empresas. Europa se queda en medio, buscando una regulación que permita equilibrar la exposición a estas tecnologías y los riesgos de una vigilancia al estilo desarrollado en la obra distópica de George Orwell, 1984. Precisamente Orwell lo indicaba: “ver lo que está delante de nuestros ojos requiere un esfuerzo constante”. Esto nos lleva a otro gran problema: el posible uso de estos avances (debemos incluir las ciencias de la conducta) tergiversando nuestra percepción para lograr votos a corto plazo y así ganar elecciones (políticos), incrementar los beneficios (empresas) o ampliar las estafas digitales en lugar de promover el bien común y la sostenibilidad medioambiental. 

En estos eventos se sobrevaloran  generalidades como los puestos del trabajo del futuro, la eficiencia energética o el aumento de la desigualdad, infravalorando los asuntos de la calle. Las movilizaciones de los granjeros en un país tan tranquilo como Alemania son una señal sobre lo que puede venir. Todo ello amenaza la prosperidad compartida y el equilibrio social. Para evitarlo, se debe reconstruir la confianza. 

Para lograrlo, se proponen tres ideas. Una, transparencia de verdad. ¿Para cuándo un debate sobre el uso del dinero público? Dos, escuchar. En especial, a los que no quieren oír. Tres, acción orientada al bien común. ¿Es lo que esperamos?