Opinión

Quo Vadis

¿A dónde vas? La época navideña nos proporciona una ocasión perfecta para responder a esta pregunta. Con el cambio de año se multiplican los buenos propósitos y hacemos balance de los doce meses que ya hemos vivido. Visitar el gimnasio, pasar menos tiempo ante las pantallas, comer de forma saludable o dejar de fumar son algunas de las metas más comunes. ¿Podemos mejorarlas?

Curiosamente, los propósitos de Año Nuevo cambian en función de la edad. Según un estudio realizado por Aegon (empresa de seguros) sobre “Salud y Estilo de Vida”, los más jóvenes buscan el éxito empresarial, el tiempo libre y tener buenas amistades, mientras que a partir de los 65 años nos preocupa más llevarnos bien con la familia o ser útiles para los demás. Es interesante observar cómo estas buenas intenciones se relacionan con el tipo de sociedad en el que vivimos. Hemos buscado entre los propósitos declarados en el estudio aspectos como “leer más”, “estudiar por placer”, “visitar la biblioteca más a menudo”, “disfrutar escribiendo” y otras actividades más propias de la Antigua Grecia y no obtenemos resultados. Son los tiempos actuales: en un análisis realizado a 36.000 tuits del nuevo ministro de Cultura, Ernest Urtasun, la palabra “libro” aparecía en cinco ocasiones, la palabra “película” en dos y la palabra “concierto” en ninguna.

El culto al cuerpo, la inmediatez en obtener resultados o la visibilidad de nuestras acciones han dejado de lado prácticas más reflexivas y de rendimientos a largo plazo. Este aspecto influye sobremanera en muchas decisiones políticas: la principal prioridad es ser activo en Internet. Mostrar un perfil simpático, “transparente” y atractivo es más práctico en términos electorales que tomar medidas dolorosas (pero necesarias) ahora. De momento, el mundo que nos dibujan las redes sociales se está imponiendo. Instagram presenta continuamente vidas que parecen perfectas, rodeadas de lujos y viajes de placer. En este entorno, las actividades más contemplativas o culturales han quedado en segundo plano. Sin embargo, el bienestar mental, emocional y espiritual es necesario para tener una vida plena. Estamos seguros de que el abandono de estos atributos personales está relacionado con el aumento de trastornos psicológicos en nuestra sociedad. Fin del diagnóstico. Si nuestro propósito es debatir sobre propósitos es el momento de aportar ideas e instrumentos útiles.

Estamos enganchados a las pantallas, al tabaco, a tipos de comida concreta y a múltiples impulsos externos. Muchas empresas ganan mucho dinero proporcionando adicciones….y suprimiéndolas. Por ejemplo, la multinacional farmacéutica danesa Novo Nordisk ha disparado su cotización y sus ganancias con el célebre medicamento contra la obesidad Ozempic. Una pastilla es más cómoda que el esfuerzo y la disciplina, pero menos efectiva a largo plazo. Cuesta menos esfuerzo leer un libro de “antiayuda” o navegar por Internet en busca de “secretos” de influencers que tomar medidas…y tomarlas ya. 

La protopía, concepto diseñado por Kevin Kelly, se encuentra entre la utopía y la distopía. Es un proyecto de cambio continuado en el que las empresas y las personas no dejan de buscar procesos de mejora que sirvan para adaptarse a la volatilidad del entorno. Esta idea está relacionada con la razón por la cual, una vez más, Finlandia ha sido elegido el país más feliz del mundo. Se trata de combinar adecuadamente tres conceptos: valores, naturaleza y tecnología.

Los acrónimos permiten planes de trabajo interesantes. SMA es “síndrome de miedo adquirido”. ¿Cómo podemos controlarlo mejor? MICE (por sus iniciales en inglés) es “dinero, ideología, compromiso, ego”. Explica cómo tomamos la mayor parte de nuestras decisiones. ¿Cambiamos algo? En ese caso, aplicaremos PROA “plan de refuerzo, orientación y apoyo”. ¿Comenzamos?

Los conflictos son inevitables a la vida humana; su gestión es, por lo tanto, prioritaria. Pautas útiles son: separar la persona del problema, conocer cuáles son los intereses reales de cada uno y buscar el beneficio mutuo usando como base criterios objetivos. Principio fundamental: “no tomes decisiones permanentes basados en emociones temporales”. Sí, tener aforismos en nuestra mente es otra base emocional de interés. Sugerimos alguno más. “Sé tú mismo, los demás puestos están ocupados” (Oscar Wilde), “en mi comienzo está mi final” (Thomas Stearns Eliot) o “uno tiene que ser científico en el estudio y artista en el momento”.

Si profundizamos en nuestros propósitos más habituales, observamos que son más un medio (cómo) que un fin (para). Por ejemplo, dejar el tabaco es un medio para tener mejor salud. Si a todo lo anterior le añadimos un estudio sobre el mayor arrepentimiento de las personas que es “no haber tenido el coraje de hacer en la vida lo que queríamos” y un aforismo “aquel que tiene un porqué para vivir puede soportar casi cualquier cómo” (Friedrich Nietszche) ya tenemos más instrumentos para afrontar mejor nuestro camino.