Un día sí y otro también nos dedicamos a hacer cálculos de probabilidad. ¿Lloverá? ¿Subirá la bolsa? ¿Tendré una avería en el coche? ¿Enfermaré?
¿Cómo definir la probabilidad? Aunque existe una axiomática muy robusta que sirve para construir una estructura teórica de referencia, siempre la valoramos mediante la fórmula “casos favorables dividido por casos posibles”. Así, la probabilidad de sacar un número par al tirar un dado es del 50%. Casos favorables, 3. Casos posibles, 6.
Por desgracia, en la vida real los cálculos son más complejos. El clima o los mercados financieros están sujetos a múltiples variables y condicionantes. Desde luego, ahora hay una probabilidad que es la más preocupante de todas: la de contagiarnos por Covid 19. Ni existe un riesgo cero, ni existe un riesgo uno. Pero al menos, sabemos algunas cosas. Vamos a recopilarlas.
El papel de periódico tiene una probabilidad de contagiar “infinitamente insignificante” (OMS). El lavado de manos es prioritario. El máximo riesgo se da en aglomeraciones y en espacios cerrados. Por lo tanto, es prioritario evitar esos dos escenarios. La circulación por el aire (en especial acondicionado) es mucho más peligrosa que tocar objetos, a no ser que éstos se usen de forma reiterada (por ejemplo, un baño público). En comparación con una conversación normal, un estornudo tiene una carga vírica enorme
No obstante, merece la pena incidir en dos cuestiones probabilísticas. La primera es obvia; si la probabilidad que tengo de contagiarme en un entorno es del 10%, la de no hacerlo es del 90%. La segunda no es obvia pero es necesaria. Si voy a ese entorno 40 veces la probabilidad de no enfermar es 0,9 elevado a 40. Es decir, un 1,48%. Vamos, que la probabilidad de enfermar es del ¡98,52%!!
Lógico: es muy difícil no contagiarse en 40 ocasiones seguidas. Con una vez es suficiente.
Por tanto, cuidado con los números.
Y por supuesto, cuidado con el virus.
