Opinión

Onoda

Hiro Onoda fue un oficial japonés que se perdió en el año 1944 en la selva de Filipinas. En esa época, su país estaba inmerso en la Segunda Guerra Mundial. Y ahí se quedó, entre escondido y luchando (no está muy claro contra quién) para defender a su patria y a su emperador. Hasta ahí, todo normal.

Lo curioso es que los años comenzaron a pasar. Y pasaron, pasaron, pasaron. Onoda pensaba que la guerra continuaba. Hasta  el año 1974 no se convenció de que todo había terminado. El encargado de informarle fue su superior Yoshimi Taniguchi. 

Nos sorprende que una persona pase tanto tiempo perdido en la selva luchando contra un enemigo inexistente. Es normal; es algo excepcional. Sin embargo, muchas ideas que se han revelado como inútiles persisten en las mentes de muchas personas. Más grave todavía: dichas ideas pueden llegar a permanecer en el cerebro humano durante una vida entera.

El caso más claro es el comunismo. Regímenes que lo han llevado al extremo como la Unión Soviética o la Camboya de Pol Pot (en la que las personas podían ser asesinadas tan sólo por llevar gafas al ser consideradas clase media) han demostrado su completa inutilidad. Es más; además de eso han sido crueles con su propia población. Sin embargo, muchas ideas comunistas persisten en las cabezas de la misma forma que Onoda persistía en su lucha escondido en la profundidad de la selva.

Además de las ideas, se pueden quedar insertados en la selva de nuestras neuronas mitificaciones a personas o religiones. Muchos fans de Jordi Pujol, Diego Maradona o Madona van a perdonar a sus mitos todo lo que hagan.

Nos espera un otoño que se va a convertir en un invierno económico.

Las políticas económicas a aplicar no pueden ser las que llevaría a cabo Hiro Onoda.

El mundo ha cambiado.