Opinión

La que se avecina

¿Cuál es el futuro económico de España? ¿Qué tendencias se detectan? Es cierto que se ha revisado al alza el crecimiento del PIB (producto interior bruto), pero ¿qué debemos valorar? ¿Podemos ser optimistas? En un mundo centrado en noticias puntuales, sea la ley del sólo sí es sí, el caso Rubiales o el debate de investidura, es pertinente fijarse en las tendencias de fondo. Vamos, la filosofía que nos han repetido tantas veces: “de dónde venimos”,  “a dónde vamos”.

La primera pregunta tiene fácil respuesta: venimos de una pandemia, sufrimos una guerra enquistada en el centro de Europa que no presagia nada bueno y la inflación permanece a unos niveles superiores a los establecidos como objetivo por el Banco Central Europeo; el 2%. Es sorprendente cómo no se ha abierto un debate sobre la enorme subida de los tipos de interés que penaliza a familias con hipoteca. Las subidas mensuales están aproximadamente entre 100 y 200 euros, suponiendo un piso medio y que haya pasado el tiempo suficiente como para que el gasto en intereses no ocupe gran parte de la cuota a pagar. En resumidas cuentas, la inflación por un lado y la subida de tipos por otro ha minado de forma significativa la riqueza y los ahorros de la clase media. Pero los asuntos más importantes son los indicados en el primer párrafo. ¿Cómo puede ser? 

La segunda pregunta es más difícil. Si algo es complicado es hacer predicciones en economía. El gran estadístico Philip Tetlock realizó un experimento inolvidable entre 1984 y 2023. Recogió un total de 27.450 juicios (de forma anónima) sobre lo que iba a pasar en el futuro a economistas, politólogos y periodistas, entre otros. Los aciertos fueron semejantes a lo que habría pasado si hubiésemos lanzado un dado. Pero todavía hay más. Los más inútiles fueron los tertulianos y los políticos. Aquellos que lo hicieron mejor no tenían ideas preconcebidas y se cuestionaban sus resultados. En conclusión, los que más confianza tenían en sus predicciones…¡eran los que más fallaban!

De todas formas, alguna cosa se puede adelantar. La subida de los tipos, la inflación persistente y el moderado incremento de los salarios harán que descienda el consumo. Lo difícil es pensar cuál: en verano tendemos a priorizar el ocio, en invierno tendemos a comprar otro tipo de bienes y servicios. Es lo que en economía se llama estacionalidad, siendo el ejemplo más obvio la venta de helados. Las ventas de julio no se comparan con el mes anterior, se comparan con el mes de julio del año anterior.

El gasto público ha sido muy elevado como consecuencia de la relajación de las medidas de déficit y la asignación de los fondos europeos (si bien no queda muy claro cómo se han aplicado; no es muy ético usarlos para realizar propaganda gubernamental).  Eso ha terminado. Además, la subida de tipos de interés  influye en el gasto público: si en el ejercicio de 2023 la asignación era de 30.000 millones de euros muy difícil será que en la siguiente ocasión baje de 40.000 millones de euros. 

Hagamos números sencillos: si tengo un presupuesto de 150 para gastar y 30 son deuda me quedan disponibles 120. Si el presupuesto para gastar baja a 120 y la deuda sube a 40 me quedan para usar a mi antojo 80. No importa el gobierno. Sea el que sea, tendrá menos asignación presupuestaria. Sí, habría que tener en cuenta que la inflación ha servido para aumentar los ingresos. También que  en pensiones se va una cantidad enorme de recursos. Por sencillez haremos un análisis más reducido. Pasamos a los números reales: los gastos estimados para el presupuesto del 2023 son de 583.543 millones de euros, siendo la mayor partida las pensiones: 190.687 millones. En deuda se van 31.275 millones. Los ingresos estimados son de 389.237 millones de euros. Por cierto, no es sencillo buscar estos datos en Internet. Por algo será…

 Teniendo en cuanta que el Producto Interior Bruto nominal estimado es de 1.300.000 millones de euros sale un déficit (basta restar gastos menos ingresos y dividir por el PIB) del 15%. Claro que si los fondos europeos no entran en los gastos el déficit se reduce….así es la contabilidad creativa. ¿Cuánto es 2 + 2? Lo que desees.  

¿Cuáles son las recetas para minorar la bajada del consumo y la disminución del gasto público? Las de siempre. Racionalizar el gasto, buscar una fiscalidad más justa desde el punto de vista de los ingresos, promover la competencia e incentivar un comportamiento público y privado que promueva el bien común.

Mientras sigamos con estúpidos debates, está claro lo que va a ocurrir. En lugar de crear el futuro, la historia nos devorará.