Opinión

Izquierda, centro, derecha

Un delantero va a tirar un penalty. ¿Dónde es mejor lanzar? ¿A la izquierda, a la derecha o al centro? Teniendo en cuenta que la mayoría de las veces los porteros se tiran a un lado, lo más fiable es tirar al centro. Inconveniente: si el portero se queda quieto y lo para el lanzador tiene la sensación de hacer el ridículo. Lo interesante es que lo mismo pasa en sentido contrario: si el portero se queda quieto y el balón va despacio hacia un lado es ahora el portero quien se siente mal.

Estos aspectos emocionales son interesantes al lanzar la pena máxima. Desde luego, las estadísticas cuentan. Cuando hay una tanda de cinco penaltys para decidir una eliminatoria, el  que se falla más veces es el cuarto lanzamiento. No obstante, hay una estadística que pesa más: el que tira primero gana el 60% de las veces. Es difícil comprender, en un mundo tan gobernado por los datos, como hay equipos que deciden lanzar en segundo lugar. Si nos jugamos una cantidad de dinero a cara o cruz y la probabilidad de cara es el 60%, es de necios apostar a cruz,¿no? En fin, aspectos que estaban infravalorados en las decisiones políticas o empresariales como las emociones o las estadísticas han ido ganando cada vez más peso a lo largo del tiempo. 

Así, esto nos lleva a la política actual: izquierda, centro, derecha. ¿Es tan importante? ¿Qué voto es el más adecuado? ¿Qué estrategias son las que se llevan sin que nos demos cuenta? ¿Es para tanto el tema de las redes sociales y la interferencia de potencias extranjeras en otros procesos electorales?

El “gurú” de Pedro Sánchez, Iván Redondo, no anda desencaminado cuando dice que “las emociones más básicas de los votantes son el miedo, el rechazo y la esperanza”. Es algo que se ha hecho siempre. Cada uno de nosotros puede reflexionar acerca de si fue efectivo el famoso mantra de “que vienen los vascos”. Desde luego, su peso tiene. No obstante, la estrategia que  se lleva es la siguiente: buscar una asociación negativa con el rival. Así, el PP es  “la derecha rancia” o “una organización criminal”. Podemos, una organización “neocomunista”. Vox es “fascismo”. Ciudadanos puede ser “la derecha cobarde” o “la veleta”. Respecto del PSOE; basta asociarlo a “los independentistas, los antisistema o Bildu”. Esto nos lleva a los eslóganes de las recientes elecciones de Madrid: “democracia o fascismo”, “libertad o comunismo”. Yo soy lo bueno, tú eres lo malo. Es un problema aunque hay un consuelo: en la política regional no se llega al paupérrimo nivel existente en la política nacional.

Es quizás este juego de asociaciones un aspecto muy relevante que tiene muchas aristas. Desde luego, a nivel publicitario: muchos famosos anuncian productos debido a que asociamos las características por las que admiramos a una persona a un bien o servicio que se pretende vender. Deseamos  fiabilidad, consistencia, seguridad, resistencia o confianza. Siempre hay un famoso para ello. Es el denominado efecto halo. Bueno, cosas de negocios. Ahora bien, existe un aspecto muy preocupante; la búsqueda asociaciones negativas para evitar debates importantes. Pensemos en los chiringuitos (el que le ha montado Isabel Díaz Ayuso a Tony Cantó en la comunidad de Madrid es una completa vergüenza y desacredita su discurso liberal; recuerda al debate que se generó cuando Pablo Iglesias se compró su pequeña “choza” de Galapagar). Una crítica a un despilfarro público diciendo que es un chiringuito sirve para decir que alguien es de cierto partido político. Eso es un problema social. 

En asuntos como la iglesia, el feminismo o los toros hay que tener cuidado, ya que una persona puede elegir callarse (sea en el sentido que sea) para que no le etiqueten de alguna forma. Al menos ya hubo periodistas que comentaron el hecho de que si la iglesia o los empresarios apoyan los indultos eso quiere decir que es una medida progresista.

Los indultos. La primera evidencia: es lógico que haya personas a favor y personas en contra. La segunda evidencia: es lógico que entre los diputados del PSOE muchos estén a favor y entre los del PP muchos estén en contra. La tercera evidencia: es una vergüenza que todos ellos voten lo que les manden. La conclusión: eso no es un sistema representativo de la sociedad, es un sistema que representa al líder de cada partido. La preocupación: la mayor parte de los medios de comunicación ha tomado claro partido por una opción. En muchos periódicos había artículos de opinión que llevaban a la misma conclusión. 

En definitiva, ¿izquierda, derecha o centro? 

Para responder a esta pregunta, vamos a viajar a Israel y Suecia. En el primer caso, una coalición de 8 partidos (hay 15) se ha cargado a Benjamin Netanhayu. En el segundo, ha caído el socialdemócrata Stefan Löfven. 

En los dos casos, se han aliado partidos de todo el espectro político. No han visto izquierda, derecha o centro. 

Han visto poder.