Opinión

Fiestas, costumbres

“El hombre es un animal de costumbres”. Sí, esta frase es muy conocida, y desde luego, muy verdadera. Pocas cosas más difíciles que cambiar los hábitos. Sean los buenos, sean los malos. Resume esta idea de manera magistral Cicerón: “el hombre es como el vino; el bueno mejora con el tiempo, el malo empeora”.

Esta idea tiene una base biológica: sobre los 20 años la plasticidad cerebral se configura definitivamente, de manera que si no la trabajamos seguiremos igual a lo largo del tiempo. Fumando, haciendo deporte, alimentándonos a nuestro gusto o leyendo. Como diría Frank Sinatra, “a mi manera”. Claro que no todo está perdido: existen técnicas que nos permiten alcanzar mecanismos de mejora, pero requieren esfuerzo. Esto colisiona con una ley básica del comportamiento humano: la del mínimo esfuerzo. 

De la misma forma que existen hábitos personales, existen los hábitos culturales. En este caso, las fiestas, costumbres o eventos realizados por el conjunto de la comunidad. Un año es un paréntesis, dos años podrían ser un punto.

Los puntos son de dos formas: punto y aparte, punto y seguido. Tocará elegir. La recomendación es sencilla. La primera opción, para los malos hábitos. La segunda, para los hábitos sociales. Todos, los unos y los otros, son parte de nosotros.