Opinión

El pony Dolly

En el mes de octubre del año 2022 la Comisión Europea comenzó a plantearse si se había excedido en la protección del lobo (los ejemplares estimados habían pasado de 12.000 a 18.000 en sólo una década). ¿Fue eso debido a las protestas de los agricultores y ganaderos de comunidades como Asturias, Cantabria, Galicia o Castilla y León? Claro que no. Había otra razón. Un mes antes, un lobo denominado GW950m entró en una finca privada y devoró a un pony llamado Dolly. El pequeño detalle era que el animal fallecido pertenecía a Ursula Von der Leyen, presidenta de la Comisión Europea. Sí, es fácil realizar políticas “buenistas” siempre que sus efectos negativos no me perjudiquen. Es lo que en Economía de la Conducta se llama efecto Nimby (“not in my back yard”, es decir, no en mi patio trasero).

    A partir de esa fecha se establecieron reuniones con todos los agentes implicados en la protección del lobo para buscar consensos comunes. En la actualidad, los problemas se han amplificado.

    Entre otros asuntos, se reivindica una PAC (política agraria común) más justa, una regulación más sencilla, controlar mejor las cadenas de distribución para que no haya tanta diferencia entre el precio que recibe el agricultor y el que paga el consumidor, subvencionar los factores de producción que hayan tenido una mayor subida de costes o controlar la competencia con otros países. Son temas delicados que se deben tratar de la forma más escrupulosa posible. Sabemos cómo se van a arreglar: con más dinero. ¿Qué ocurrirá? Pasado un tiempo, el conflicto volverá. ¿La razón? Nunca se abordan los problemas estructurales. La forma de abordar la mayor parte de los retos a los que nos enfrentamos, es dejarse llevar por la corriente establecida: animalismo, ambientalismo y ecologismo. Y mientras no me toquen a mi pony Dolly, asunto arreglado. Lo valoramos con un ejemplo muy sencillo: ¿por qué los políticos con los cargos de más responsabilidad no toman medidas estructurales para arreglar los problemas de la juventud? Fácil: es un problema que no les afecta de forma directa. Sus hijos no tendrán problemas para adquirir viviendas.    

    La ley de Restauración de la Naturaleza, aprobada por la Comisión y el Parlamento europeos, tiene como objetivo establecer medidas para que en el año 2030   al menos el 20% de todas las áreas terrestres y marítimas de la Unión Europea estén modificadas.  Es muy bonito proteger  la biodiversidad, pero los costes, para otros: en particular, los agricultores, ganaderos y pescadores, que ven cómo se reducen sus zonas de trabajo. Así, ya podemos definir un problema estructural: la hipocresía verde. Todos somos solidarios, siempre y cuando no haya que pagar por ello. Mesas redondas y debates sobre la España vaciada, todas. Promesas, todas. Ayudas, mañana. ¿Nos extraña que el sector primario se haya hartado? Se atisbaban señales, como la gran y sorpresiva  implantación del movimiento campesino-ciudadano de los Países Bajos o las protestas que iban desde la reivindicativa Francia hasta la sosegada Alemania.

    Una vez más se evidencia  la brecha existente entre los problemas sociales y la percepción que los políticos tienen de los mismos. Para Ramón Alzórriz, número dos del partido socialista de Navarra, Vox está detrás de las tractoradas. Claro que Pedro Sánchez, Presidente del Gobierno, tiene otras sensibilidades: la canción que va a representar a España en Eurovisión es un gran triunfo de nuestra  sociedad ya que la “fachosfera” habría preferido el “cara al sol”. El Partido Popular sigue dando vueltas y más vueltas a la ley de amnistía sin abordar el enfoque más grave: se trata de  impunidad. Ahora aprovecha la ocasión para proponer un plan de choque a favor del sector agrario. Las redes sociales han amplificado las diferencias entre gobernantes y gobernados: el tiempo que antes se dedicaba a conocer la realidad desde la base se usa ahora a dejar los mensajes que tengan más impacto para ganar votos.

    Es obvio que el medio rural sería más atractivo con más inversiones y mejores infraestructuras: sea el canal de Navarra, la red óptica o las carreteras. No lo es tanto la poca consideración social que tiene el trabajo en el sector primario: los padres no desean que sus hijos vayan con una azada al campo o que estén ordeñando vacas. Prefieren para ellos una buena oficina y a vivir que son dos días. ¿Cómo puede ser que no tenga la misma consideración un agricultor que por ejemplo un sanitario o un profesor? A eso se suman los prejuicios y la falta de interés de los medios de comunicación por el campo. Sólo es noticia en épocas de crisis o catástrofes naturales.

    El campo no es un pony Dolly particular. El campo es nuestro medio de vida fundamental. Menos inteligencia artificial y más inteligencia natural.