Opinión

Del verano al otoño

Se acerca el otoño. Vemos a los lejos, inestabilidades económicas: inflación, problemas de suministros, la guerra de Ucrania o el encarecimiento de las hipotecas como consecuencia de la subida de los tipos de interés.

Ante situaciones así, nuestro comportamiento tiende a ser cortoplacista: “bueno, vamos a disfrutar ahora todo lo que podamos y mañana ya veremos”. En muchos casos ha sido así; sin duda, una de las razones por las que han subido mucho los precios es la alta demanda. No obstante, debemos analizar la realidad con cuidado: es fundamental fijarse en lo que no se ve. Los sitios de moda se llenan, y todos los medios de comunicación van allí. Sin embargo, hay lugares en los que existe menos turismo como en las zonas interiores que además se han visto abrasadas por el calor. Pero todavía hay más: ¿habrán cambiado las preferencias de gasto? La intuición nos dice que sí. En otras palabras, ¿cómo no postergar la compra de un coche, las obras de casa o una gran inversión a cambio de unas vacaciones ahora?  Mejor salir. Además, ¿no hay inflación? Pues nos vamos de vacaciones ahora, no sea que los precios suban todavía más. Desde luego, a este paso las cajas de experiencias que venden una maravillosa noche de hotel de cinco estrellas con cena incluida van a ser una inversión. Es decir, compramos ahora una caja que valga 200 euros y la revendemos dentro de dos años (suelen tener una caducidad de tres años) por 242 con una rentabilidad del 10%. Se supone, claro está, que los alojamientos subirán más. Buena idea, ¿no? No obstante, la complejidad del mercado hace que haya mejores oportunidades para aprovechar la inflación. 

Sea de una u otra forma, a finales de agosto las expectativas comienzan a cambiar y nos dedicamos a pensar más a medio plazo. ¿Cómo se van a trasladar los problemas globales a la economía regional? Valoramos tres aspectos básicos.

Uno. Asuntos como la reciente huelga de las piscinas en Navarra hacen pensar que habrá problemas con el reparto de los costes de la inflación. Ya el Banco de España pedía realizar un “pacto de rentas”. Complicado. Es necesaria más trasparencia por parte de las empresas y más flexibilidad por parte de los trabajadores. Sí, lo sé: la teoría está en el mundo de fantasía. La práctica, en el mundo de la realidad. La conclusión: cuidado con las movilizaciones laborales. Mejor prevenir que lamentar.

Dos. ¿Y la energía? ¿Nos helaremos de frío? ¿Qué demonios ha pasado con el gas de Argelia? El tiempo lo dirá. La conclusión: las ayudas en este ámbito son imprescindibles. La pobreza energética debería estar al mismo nivel que la pobreza alimentaria. Es una pena: siempre se echa en falta una mejor organización del gasto público. Pero claro, si alguien dice: “hay que revisar los chiringuitos” le asocian a un partido político y asunto arreglado. ¿Quién descubrió la relación entre los cigarrillos y el cáncer? Los nazis. ¿Cómo se defendieron las empresas de tabaco? Es “ciencia nazi”.

Este tema es peliagudo y clave. Que un mensajero no nos guste no implica que su mensaje sea falso. Muchos políticos o empresas emplean este recurso para aumentar sus votos o sus ingresos. Conclusión para el tema de la energía: coordinación de las instituciones públicas, medidas razonables para evitar el despilfarro energético, reflexionar cuando consultamos las noticias.

Tres. ¿Y el desempleo? ¿Qué va a pasar? Los datos son difíciles de interpretar. Es mejor hacer ajustes jurídicos (los trabajadores fijos discontinuos no se consideran como parados cuando no trabajan, en consecuencia incentivamos esos contratos) a cambiar la realidad. Es una paradoja: a medio/largo plazo se van a necesitar a la vez más inmigrantes y trabajadores más cualificados para que la oferta y demanda estén ajustadas. Y mientras, una gran cantidad de millones se van a “planes de empleo” que nadie entiende cómo se gastan. Conclusión: coordinación, trabajo, visión, políticas, hechos. Dificultad: no es lo habitual. Mejor dar leña al rival.

¿Y nosotros, las personas? ¿Qué sería deseable? Merece la pena recordar las recomendaciones aplicadas en el reciente artículo sobre “el último verano”.

Uno. Adquirir inspiración mediante historias, las cuales según la escritora Brené Brown son “datos con alma”.  Ventaja fundamental; una historia tiene múltiples fuentes. Libros, películas, canciones, arte, conversaciones. 

Dos. Una idea del boxeador y actor Sergio Maravillas Martínez. Trabajar nuestra paz interior y aprender a convivir con la incertidumbre. 

Tres. Aumentar nuestra fortaleza. Según el militar y escritor norteamericano Michael Hopf: “los hombres fuertes crean tiempos fáciles, los tiempos fáciles crean hombres débiles y los hombres débiles crean tiempos difíciles”.

Ya sólo falta el último tres. Uno. Visión. Dos. Comprender cómo lo global se convierte en lo particular. Tres. Actuar. 

Así, tenemos la receta completa para vivir un otoño esperanzador.

Espíritu crítico y materia literaria