Como en un juego de palabras, la palabra fiestas me sugiere rojo, (también tomate), me sugiere pañuelo, diversión, alegría cohete, encuentros, felicitaciones, música, madrugones, trasnochadas, procesiones, toros, encierros, chistorra, y en los últimos años un acto que me emociona, el baile de los Gigantes a Santa Ana en la Catedral.
Imagino que esta asociación o similar la harán muchas personas, pero también las habrá, para quienes esta palabra sea sinónimo de vacaciones, de salir fuera, lejos de aquí; e incluso quienes las fiestas las asocien a tristes recuerdos, recuerdos de personas que ya no están e incluso a melancolía.
De cualquier modo, para unas y otras, sí se podría decir, que las fiestas no dejan de ser una oportunidad de disfrutar, de vivir experiencias y emociones que por su singularidad, por el rol más desinhibido que adoptamos en este rito, difícilmente podremos repetir el resto del año.
Pero esta magia de las fiestas no es fruto del trabajo de unos años, de unas pocas personas, sino de una tradición cultural que es muy importante para nosotros. Por ello espero que el nuevo equipo de gobierno del ayuntamiento sea capaz de innovar y avanzar, siempre teniendo presente nuestra herencia y no se deje llevar por ningún espíritu cainita de romper con tradiciones que son patrimonio de todas y todos los tudelanos.
Y así, en ese deseo y desde luego con el respeto a que cada una, cada uno, viva las fiestas como mejor le parezca, os invito a que disfrutéis de estos días especiales y únicos y ojalá tengáis esa sensación íntima de que ha merecido la pena haberlas sentido, haberlas vivido, haberos quedado.
Felices fiestas. Viva Santa Ana!!