Opinión

¿Es un estorbo el euskera para María Chivite?

Tras las recientes elecciones al Parlamento Foral, el nuevo Gobierno pilotado por María Chivite deberá transitar por la senda marcada por el pragmatismo político: ‘Comienza haciendo lo que es necesario, después lo que es posible y de repente estarás haciendo lo imposible’.

Respecto al euskera, la otrora mayoría parlamentaria UPN-PSN ha defendido siempre el mantenimiento de la zonificación lingüística que establecía la Ley del Vascuence de 1986 como garantía del respeto a la pluralidad de Navarra, lo que en la práctica se ha traducido en la implementación de cotos lingüísticos que aún permanecen vigentes aunque con síntomas de resquebrajamiento en sus paredes por lo que el Tripartito de Chivite deberá optar entre la utopía y la necesidad.

La utopía sería implementar el modelo uniformista aplicado en el País Vasco con la Ley 10/1982 Básica del Euskera para lograr "una euskaldunización dirigida de todo el territorio" que posibilitaría que el alumnado de Infantil y Primaria de todo el territorio foral pudiera acceder a una educación trilingüe (castellano, euskera e inglés), instaurando en suma la cooficialidad del euskera en Navarra y obligando de paso a la mayoría de la población castellanoparlante (75% de la población total) a la inmersión lingüística en euskera e inglés. 

En la otra orilla, encontramos el plano de la necesidad, que implicaría una modificación de la Ley Foral 18/76 del Vascuence que instaure ‘de facto’ la libertad de elección en materia de enseñanza en todo el territorio foral, con la consiguiente expansión del mapa radial de los centros de Modelo D por todo Navarra, pasando las 15 ikastolas concertadas a integrarse en la Red de la Educación Pública.

Asimismo, es urgente incrementar los fondos económicos y las campañas de promoción del uso del euskera en todos los ámbitos de la sociedad, logrando su visibilidad en los medios de comunicación impresos y audiovisuales, adoptando medidas para la conservación y expansión de los dialectos del vascuence y equiparando la valoración del euskera con el resto de lenguas comunitarias en el concurso de méritos en las oposiciones y así evitar situaciones como la última OPE de Enfermería en la que no se valoró el euskera como mérito.

Sin embargo, el Gobierno de Chivite prepara un nuevo decreto foral que regulará el uso del euskera en las Administraciones Públicas en el que desaparece la valoración del euskera en zona no vascófona lo que aunado con el descenso de matriculaciones en el Modelo D debido al descenso de natalidad y a la inequívoca apuesta tanto del PSN como de UPN por el inglés, augura un horizonte incierto para el vascuence en Navarra, de lo que sería paradigma la reciente inauguración del Colegio público Paderborn Lezkairu, en el que la opción de elegir el modelo D habría quedado opacada.

En este contexto de marginación del euskera, UPN y PSN prosiguen en su cruzada para impedirá la expansión de la cartografía del euskera con el objetivo confeso de disputarse los votos de los electores de la zona no vascófona, de lo que sería paradigma la negativa del PSN y Navarra Suma a la petición del Ayuntamiento de Mañeru para integrarse en la zona mixta.

Caso de no lograrse el consenso político necesario para abordar la modificación de la obsoleta Ley del Vascuence, la lingua navarrorum se encaminará inexorablemente hacia un progresivo estancamiento, dibujándose un escenario a 30 años en el que quedará reducido a los tradicionales islotes geográficos del Noroeste de Navarra, así como pequeños rodales ideológico-sentimentales esparcidos por diferentes pueblos y ciudades del territorio foral.