Opinión

La navidad y el sentido común

La Navidad es una fiesta evocadora de la suerte, y también la desdicha de San José y La Virgen María que tiene que dar a luz en un “humilde portal”. Qué carácter más humano, y de lucha por la vida, en medio del campo estrellado para alumbrar al salvador. Todo hace referencia a la pobreza y la humildad, y nos recuerda aquello, del camello y el ojo de la aguja. Hasta aquí el relato bíblico. La trascripción iconográfica y festiva es totalmente distinta. Estos son unos días de vorágine por gastar. Buscado la excelencia culinaria,  el regalo más original, el juguete perfecto,  y el resto entregárselo al Estado, vía Lotería Nacional, para que se lleve su ración.

Ahora bien, si te encuentras sin trabajo, si los medios económicos no te son favorables como los de aquella familia que dio a luz en el pesebre, si tiene un problema, te queda el derecho a la melancolía en esa noche que se supone que es buena. Porque amigos, se preguntarán algunos ¿la noche mala cómo es?

No vamos hablar de los niños y los juguetes en abundancia, que llegan a desbordar cualquier capacidad racional, sin sentido, y que además son imposibles de asimilar. Por no nombrar algunos regalos, ya no los bélicos, que están en desuso, sino los tecnológicos que estos, se lo aseguro, los carga el diablo.

En definitiva, la Navidad se ha convertido en una acto, donde todos, y me incluyo, vivimos este universo alejado del norte racional y del sentido común. Sin duda, me imagino que lo hacemos por el desarrollo económico del país, y por mejorar la contabilidad de los comerciantes, que en el fondo es crear riqueza.

Por último, las celebraciones son importantes. Hay que celebra todo, por lo menos eso pienso yo.
No obstante, no me parece de recibo utilizar estas fiestas símbolo de la humildad para tanto exceso y abundancia, a pesar de que estemos de acuerdo con el consumo. Los protestantes y calvinistas, sin embargo, tienen ese dilema más claro que nosotros, así les va por esas latitudes.

¡Feliz Navidad para todo el año!