Opinión

La alegría en las fiestas y los feriantes

Este año no habrá fiestas en Tudela y, siendo jubilado de la sanidad en Tudela, creo que ha sido acertada la decisión tomada, tanto por el Ayuntamiento como por la mayoría de los pueblos pues, entre el riesgo para la salud o la economía, ha primado la primera opción. Además, hay tudelanos que han padecido o incluso perdido a un familiar por el coronavirus y les resultaría muy difícil el regocijo general. Serán unos días comparativamente muy diferentes de cuando había movilidad total y se beneficiaba la ciudad entera que se llenaba de visitantes y tudelanos con música, alegría y actividades de ocio que, psicológicamente eran muy saludables, y más lo serían ahora, después de un confinamiento. Los colectivos de ocio que nos acompañaban estos días, como los propietarios de hoteles, bares y restaurantes tudelanos, abiertos a medio gas van a tener un porvenir difícil. 

También, en nuestro ocio se incluyen otros que no viven habitualmente en nuestra ciudad, como los feriantes que cambian de domicilio según las fiestas locales, y que colocaban las atracciones en el Prado o sus puestos en las calles; los artistas programados para actuaciones teatrales o verbenas musicales; los ganaderos de reses bravas; las charangas contratadas, los circos y pirotecnias, entre otros colectivos del sector del espectáculo, quienes llevaban ya unos tres meses aguantando sin ningún tipo de ingreso, y cuando esperaban volver al trabajo, ven que se convierte en grandes pérdidas, rodeados de mucha incertidumbre en el futuro. Sirva este artículo para el recuerdo de estos y otros grupos semejantes de tantas personas que han contribuido a las fiestas de Santa Ana durante tantos años, y que ahora pasan también por una situación delicada con su medio de vida. Confiemos en tiempos mejores de fiestas para nosotros, pero sobre todo para todos ellos.