Opinión

Tierras vivas o tierras muertas

El glifosato, herbicida que utilizan los agricultores con el nombre comercial de Roundup de Monsanto, está considerado por la Organización Mundial de la Salud (OMS) como “probablemente cancerígeno para los seres humanos”. Otros estudios, demuestran que afecta también al sistema hormonal, es decir es un disruptor endocrino. Las pocas muestras de orina que se han hecho, han dado positivo a 3 de cada 4 alemanes y al 100% de los franceses.

Aun así, es el herbicida más utilizado en Europa y se está permitiendo que contamine el aire, el suelo, el agua y nuestros alimentos. La Comisión Europea está intentando frenar su uso y de momento ha aprobado su utilización durante otros 5 años. A pesar de los lobbies, 10 estados miembros se oponen a su uso: Bélgica, Grecia, Croacia, Francia, Italia, Luxemburgo, Malta, Austria, Eslovenia y Suecia y muchos ayuntamientos de España han decidido retirar este herbicida para carreteras, parques y sitios de especial sensibilidad.

Si analizamos las tierras tratadas con glifosato, nos encontramos que con un simple muestreo, la estructura en diferentes capas nos evidencia una tierra estéril, al no haber materia orgánica no hay lombrices y por lo tanto tampoco está oxigenada se ve  apelmazada, el agua no penetra y cuando llueve o se riega pasa por encima resbalando y llevándose sedimentos y nutrientes. La mayoría de cultivos que en España reciben tratamientos químicos, una parte de la tierra se erosiona dejando con el tiempo, arena y piedras.

Si en las mismas tierras no utilizamos herbicidas (cultivos BIO) o dejamos crecer la hierba en el invierno, las diferencias son claramente favorables; En la estructura encontramos grumos y en vez de capas horizontales vemos pequeños conglomerados con bolitas llenas de vida, el análisis a simple vista nos muestra un complejo de arcillas mezclado con raíces en las que podemos ver con facilidad lombrices que oxigenan la tierra transformando la materia orgánica, el agua ya no resbala, penetra con facilidad por lo tanto el riego no es tan erosionador y se reduce el consumo hídrico.

A nuestros agricultores les seduce el coste de herbicidas con glifosato pero ya existen otros métodos que nos harán  sopesar si queremos tener nuestras tierras vivas o muertas como los preparados a base de ácido acético (vinagre), cortar las malas yerbas con el uso de desbrozadoras, mallas antihierbas, técnica del acolchado o quemadores por infrarrojos.