En febrero del año 2013 publiqué un artículo que comenzaba así: "Agua mineral natural embotellada, en los comercios la hay de diferentes precios. Por ejemplo, de 25 céntimos en el caso de una botella de litro y medio y superior a un euro en máquinas expendedoras de agua embotellada".
Hace unos meses, la comunidad foral de Navarra, con el 100% de competencias en Sanidad, ha retirado del menú de los pacientes ingresados en los hospitales el agua que se servía con ellos, que por regla general consistia en un botellín en cada comida o cuando se pedía por sed. El motivo, ahorrarse aproximadamente 200.000 euros anuales. Por eso, ahora cada paciente debe de llevar su agua para beber, comprarla en las máquinas expendedoras, en el bar o cogerla con un vaso de las fuentes del hospital o del baño.
Sanitariamente, no sé hasta que límite es bueno este hecho, por temas de higiene, virus, bacterias, etc... especialmente en pacientes recién operados. Si observan estos expendedores metálicos, el grifito y su contorno a veces están sucios. Esto lo pueden observar en hospitales como el Reina Sofía en Tudela, en el dispensador de agua de la segunda planta.
Servir al día una botella de un litro y medio de agua para desayuno, comida y cena no es tan caro. Sale por menos de 22 céntimos, servicio incluido, y permite más seguridad sanitaria. Resulta vergonzoso este hecho, cuando hemos visto episodios de auténticos derroches.
Desde estas líneas me gustaría pedir que se realicen mejoras en el servicio de rehabilitación en el Hospital Reina Sofía y el ambulatorio, en cuanto a espacio, vestuarios y equipamiento, porque es necesario.
Es necesario también que en un excelente hospital como es el de Ubarmin, haya un escáner o resonancia magnética. Para algo tan necesario, debería apostarse por la instalación de un escáner de última generación para una mayor agilidad y eficacia. No es de recibo que un hospital como éste no disponga de este equipamiento.
Emilio Martínez Martínez Fernández de Bobadilla
