Bonito el gesto: toda la corporación municipal unida -salvo el concejal no adscrito José Ignacio Martínez Santos-, ha firmado un pacto con la Asociación de Vecinos para regenerar el Casco Viejo.
Nunca es tarde si la intención es buena. Pero esta sensibilidad, en los grupos decanos del Consistorio, debería haber aflorado antes... Si en lugar de permitir el desarrollo de barrios periféricos, a la americana, -algo ya en declive y desuso en Europa desde hace décadas-, poniéndose en manos de intereses inmobiliarios; en lugar de permitir sacar fuera Hospital, CIP ETI y demás Centros de Formación como la UPNA; o de dejar salir al entorno a la Comisaría de Policía Foral o al Palacio de Justicia, se hubiera creído en verdad en el Casco Antiguo, se hubieran dedicado esas inversiones a reconvertir, recuperar y recrear este espacio, otro gallo nos cantaría.
Ahora que la rehabilitación de la Catedral y nuestra gastronomía están descubriendo y atrayendo un turismo que puede revitalizar y hacer resurgir una ciudad muerta, olvidada de sí misma, -pero que resulta que puede vivir de su historia y de los forasteros que de paso la descubren-, bienvenido sea este cambio de paradigma.
