Opinión

Tudela, la de tus Plagas

Plumas, malos olores, suciedad, ruidos, son el resultado de la falta de solución para atajar las plagas de palomas, cigüeñas y termitas, especies adaptadas con facilidad a nuestro hábitat urbano, por la ausencia de una regulación debidamente estudiada.



Por poner un ejemplo, si en el 2009 había en Tudela unas 15.000 palomas el Ayuntamiento se comprometió a reducir las mismas en un 80%, y la verdad es que en el 2010, en alguna medida se notó la reducción, pero a fecha de hoy, estamos seguros de que la población de esta especie ha aumentado considerablemente.



Lo mismo ocurre con las cigüeñas, los vertederos controlados, el aumento de las temperaturas, etc. han hecho que esta especie no se vaya de nuestros tejados y siga anidando en iglesias, casa particulares y edificios públicos. A pesar de haber inventos que las ahuyenten, se trasladan a otras zonas, donde no están controladas y por ello, continúa el problema. Se les quitan los nidos y vuelven a anidar, como en San Nicolás. Es preocupante el anidamiento en los tejados de la catedral, en la que se invirtió más de 9,5 millones de euros hace cuatro años, y en la que, a este paso, se tendrá que gastar una considerable cantidad de dinero para solucionar los desperfectos ocasionados en los mismos.



El gasto que causan tanto palomas como cigüeñas en la limpieza de sus excrementos se podría invertir en su erradicación o en el desvío de sus asentamientos a zonas menos molestas. Y, más importante aún, el peligro que supone para los viandantes los suelos resbaladizos por las heces de estos pájaros hace que sea urgente una solución.



En cuanto a las termitas, es una nueva modalidad de plaga que la teníamos olvidada, pero que ha retornado y se observa fundamentalmente en nuestro Casco Histórico, probablemente fruto de tener solares abandonados, de las humedades por las aguas subterráneas y de no hacer las revisiones periódicas correspondientes. Un estudio sobre las termitas no es suficiente y hay que evitar tener solares en mal estado que faciliten su desarrollo y propagación. Pero nadie está a salvo y estos parásitos se pueden extender por otras zonas más nuevas, como ya ha ocurrido con el barrio de Lourdes.



Nuestras calles están sucias y malolientes, nuestros argollones y canaletas cegadas, los tejados y fachadas deteriorados, la gente comienza a tener alergias a los excrementos que esas aves producen, hay riesgo de caídas... todo ello, fruto de el abandono y la desidia existente en este sentido en Tudela.



Estos problemas que empiezan a agobiar a la gente en general y a los contribuyentes, en particular, se pueden corregir rápidamente de forma ética y con una buena gestión, si evidentemente hay voluntad para ello.



Ya está bien de hacer tanta instancia pidiendo solución a estas molestias y no tener respuesta adecuada por parte de nuestro municipio. Creemos que el ayuntamiento de Tudela no hace lo suficiente para controlar las plagas de estas especies que empiezan a ser un problema permanente en Tudela. Urge una solución a un problema que aumenta, si no ¿hasta cuándo deberemos esperar?