Opinión

Sin rumbo

Políticos y aplaudidores no reconocen ningún desaguisado: ni el de Caja Navarra, ni el del IVA de Wolkswagen, ni el del Gobierno UPN/PSN, ni el del déficit de nuestros Presupuestos, ni su pasividad ante la ofensiva nacionalista de 1512. Navarra se encuentra en esta lamentable situación: en entredicho su viabilidad económica; desaparecida la principal entidad financiera; con una deuda disparada; con una gran debilidad para asegurar su gobernabilidad; con la siempre pertinaz, presión nacionalista vasca; y para colofón, el último numerito del Gobierno, con el mensaje “con vosotros, sí, pero sin tí”.



La responsabilidad de nuestra mediocre clase política es evidente: mantienen sus prebendas; están presos de sus viejos esquemas; acumulan un enorme poder, llegando a manejar el 43% del PIB. Responsables también son las fuerzas cívicas y sociales, que dependen en demasía de los políticos, al estar acostumbradas a vivir del Presupuesto Foral, y que mantienen demasiados intereses cruzados.



En el desastre de la CAN, fue la ambición y actividad frenética del líder, que consiguió deslumbrar a muchos y amedrentar al resto, la que ocupó muchos espacios económicos y sociales, mediante créditos, dádivas y subvenciones, y que, con las dietas, a UPN le costó un diputado. En los demás desaguisados, son responsables los políticos, tanto la derecha como la izquierda, que en sus discursos ocultan la verdad de las cosas. Piensan que la ciudadanía se asustará, cuando se les diga la verdad. Y en plena crisis, su discurso es insulso, parecido a los tiempos de bonanza. Así todos vemos las fuertes limitaciones, de nuestra Presidenta.



¿Es difícil, explicar y entender que si ingresamos 2.700 millones anuales, no debemos gastar, ni un euro más? Lejos quedan los 4.400 millones presupuestados en los últimos años de Sanz, cuando se apostó por un escenario, de una crisis corta, y que disparó el endeudamiento con el aplauso del resto de grupos.



Hoy el déficit está disparado, estamos en el quinto año de crisis, y parece que continuará, llevándose al carajo ¡la teoría del quesito! y mandando al traste la operación de mantener a los socialistas en el Gobierno Foral.



Nuestros políticos deberían coger el toro por los cuernos, renunciar al TAV, no tenemos masa crítica. No es sostenible, de que si no nos enganchamos a ese tren, no tendríamos futuro. Es una obra que, sobre todo, satisface a los lobbys de la Obra Pública, y que hoy desde luego no podemos pagarla, ni financiarla.



¿Por qué el peaje en la sombra?, en nuestra situación, ¿por qué no pagar la Autovía del Camino y la de Yesa, los usuarios? como hacemos los de la Ribera.



Los Presupuestos navarros en Educación y en Sanidad, son desmesurados, se pueden y se deben recortar. Reduzcamos el número de funcionarios, hoy conocemos que tenemos el mayor coste por habitante de España. Necesitamos equilibrar los ingresos con los gastos, y parece que nuestros políticos no lo entienden.



Desde hace muchos años narcotizaron a la sociedad, con una continua lluvia de prebendas, que en ocasiones se han plasmado en dotaciones irracionales, para núcleos de población ínfimos, que nos ha hecho pensar que vivíamos en una Arcadia feliz. Pero hoy sabemos que no han sido gracias a nuestra riqueza, ni a nuestra buena administración, sino por nuestras muchas triquiñuelas, como el burdo engaño del IVA, en la exportación de coches, y nuestra insolidaridad con el resto de españoles.



Salir de estos embrollos será difícil, hay que argumentar bien los “porqués” para recortar, hacerlo de manera inteligente, desenmascarar la demagogia de la izquierda, defender modelos sociales sostenibles, sin complejos, luchar en el largo plazo por los valores que perfilan la opción de centro derecha, dar la batalla de las ideas. Volver a fortalecer la alianza de UPN con el PP, pues habrá adelanto electoral.